Es interesante reconocer en el tiempo como se fue configurando el habla guanacasteca de nuestros días. En primer término cabe destacar que el español de los ibéricos en los primeros tiempos se asentó sobre un sustrato lingüístico indígena chorotega y náhuatl, cuya principal característica era la forma maravillosa de designar los nombres de los animales, de los árboles, los lugares, los ríos, las frutas y en general de todas las cosas del entorno indígena desde los primeros siglos de nuestro pueblo.
La lengua nativa con esa forma extraordinaria de describir las imágenes de esas épocas ha permitido recuperar gran parte del mundo de esos tiempos, mostrando si se quiere decir en forma casi encubierta, gran parte de la historia de la tierra guanacasteca.
Siguiendo el orden de la historia, durante la conquista de nuestro país iniciada a partir de 1523 en el siglo xvi, el idioma castellano inició su más amplio proceso de confrontación con el lenguaje autóctono de nuestros primeros pobladores, lo que significó un elemento importante dentro del fuerte enfrentamiento cultural que se dio entre ambas partes. Es evidente que entre otras cosas los españoles querían imponer su idioma, punto alto para facilitar sus afanes de dominio y adoctrinamiento religioso.
Los indígenas por su parte, tácitamente trataban de mantener su propia forma de comunicación como un factor importante para mantener sus tierras, su soberanía, sus costumbres y sus tradiciones. Se dieron casos en que los indígenas puros rechazaban la convivencia con aquellos que obligados por los españoles, aprendieron a hablar castellano. Con el tiempo la supremacía ibérica se fue consolidando, lo que originó la desaparición de casi todas las lenguas indígenas de esa época como por ejemplo la lengua chorotega o mangue, para salir fortalecido el náhuatl como la única lengua indígena con la que transaban los españoles en esos tiempos.
Es importante destacar que durante la época colonial hicieron su aparición los vocablos africanos con la introducción de la población negra en Guanacaste. Esa nueva presencia trajo consigo términos y expresiones de otras latitudes del mundo, lo que vino a enriquecer aún más la mezcla idiomática que ya existía entre indígenas e hispanos. Esto se vio apoyado en gran parte por los cruzamientos de sangre principalmente que se dieron entre negros e indios lo que originó un compartir muy amplio entre los distintos grupos étnicos y lingüísticos clásicos que ya se iban perfilando en el habla guanacasteca. Este hecho es innegable por ejemplo con la presencia del espíritu negroide en los orígenes de gran parte de los ritmos que tuvo y que reviste la música criolla guanacasteca.
No se puede omitir que durante la segunda mitad del siglo XVII y a principios del siglo XVIII, la situación sociopolítica de Granada propició un éxodo de nicaragüenses primero hacia Rivas y luego hacia el Partido de Nicoya, los que en su mayoría se establecieron en la parte norte de lo que es hoy la provincia de Guanacaste. Los primeros inmigrantes eran españoles naturales y españoles nacidos en Nicaragua, quienes con el tiempo se cruzarían con los habitantes del Partido de Nicoya. Esto contribuyó a incorporar un elemento muy rico en el habla guanacasteca asumiendo que en Nicaragua antes del éxodo debió haberse producido un encuentro idiomático intenso entre españoles e indígenas. Lo anterior tomando en cuenta la procedencia de los primeros españoles que llegaron a ese país, los españoles nacidos ahí y los indígenas nicaraos que habitaron la costa del Pacífico de Nicaragua.
Por otra parte, dado que durante la colonia mucha gente del Valle Central tenía grandes propiedades en lo que se conocía como Partido de Nicoya y tomando en cuenta que a finales del siglo pasado y en el primer tercio del presente, llegaron importantes grupos de cartagos a establecerse en zonas altas de Guanacaste como por ejemplo Nandayure, Hojancha y Tilarán, hizo su primera aparición un elemento lingüístico adicional que vino a ampliar la gama de términos y de expresiones de la lengua hablada en las regiones guanacastecas. El cartago, más reciente en el proceso llegó con su castellano, pero incluyendo las variaciones que se habían producido a lo largo de estar más de cuatro siglos expuesto a factores culturales, geográficos, biológicos y ambientales, todos en general elementos muy distintos a los propios de Guanacaste.
Resumiendo, se puede decir que por toda esa variada confluencia de elementos tan distintos y durante tanto tiempo confrontándose, es que se considera tan rica y prolija la lengua que se habla en las regiones guanacastecas. Esto ha derivado en una interesante particularidad que distingue a la provincia, así como lo han sido siempre sus alegres costumbres, sus lindas tradiciones y su cultura en general.
Escrito por Carlos Arauz Ramos