Mujeres pueden ejercer la maternidad de forma sana, consiente, libres de repeticiones dolorosas y con mayores recursos efectivos
Este 15 de agosto, Día de la Madre, reconocer la historia de cada mujer, validar sus emociones y promover su bienestar es también una forma de celebrar su papel fundamental en la sociedad.
En el 2023 más de 50.205 mujeres tuvieron un hijo, y de estas 20.833 fueron madres por primera vez. Durante el 2024, se registraron 48.890 nacimientos.
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Imagen ilustrativa tomada de pexels.com
Desde 1932 se celebra en Costa Rica, cada 15 de agosto, el Día de la Madre, honrando el papel que tienen las madres en la vida de sus hijos. Si bien es cierto, los progenitores (el padre y la madre), tienen roles muy importantes en la crianza, el de la madre es vital para promover en los niños aprobación, seguridad y bienestar emocional.
En el año 2023, un total de 50.205 mujeres tuvieron un hijo, y de estas 20.833 fueron madres por primera vez. Y en el 2024, se registraron 48.890 nacimientos. Tras estos números, no todas las mujeres estuvieron listas para asumir la maternidad y muchas, ante la llegada del niño, sintieron frustración en su ejercicio materno o negación por su historia de vida. Por esta razón, la salud emocional de las madres no debe ser postergada.
Catalina Chaves Fournier, directora de la Fundación Casa de los Niños, y experta en acompañamiento de mujeres y familias, comenta que sanar emocionalmente no es solo un acto personal, sino también una herramienta poderosa para fortalecer el vínculo con los hijos y contribuir a su bienestar integral.
“El mejor regalo que una madre puede dar a sus hijos es su propia sanación emocional. No porque esté rota o incompleta, sino porque, al atender su historia y sus heridas, puede ejercer una maternidad más consciente, libre de repeticiones dolorosas y con mayores recursos afectivos,” explicó Chaves.
En este sentido aseguró que la maternidad se construye desde la historia personal, ya que toda mujer que se convierte en madre lo hace desde un punto de partida subjetivo: su propia historia. La forma en que fue criada, los vínculos afectivos que estableció en su infancia, las experiencias de amor, abandono, exigencia o cuidado que vivió, influyen de forma directa —aunque muchas veces inconsciente— en la manera en que se relaciona con sus hijos.
“Ser madre no implica partir de cero. Ser materna desde los aprendizajes previos, desde lo que dolió y desde lo que funcionó. Cuando esa historia no se ha revisado, puede presentar reacciones automáticas que generan culpa o desgaste, sin que la mujer entienda del todo por qué actúa así”, explica la especialista.
Cuando una madre no ha sanado
La psicóloga y directora de la Fundación Casa de Los Niños aclara que muchas conductas en la crianza no son producto de una mala intención, sino de respuestas emocionales que provienen de experiencias no resueltas.
Entre los efectos más comunes se encuentran:
Reacciones desproporcionadas ante ciertas conductas de los hijos.
Dificultad para poner límites con afecto.
Exigencias excesivas hacia sí misma y los demás.
Culpabilidad constante y sensación de no estar haciendo suficiente.
Dificultad para conectarse emocionalmente o para disfrutar la experiencia de maternar.
“Estas manifestaciones no deben entenderse como fallas personales, sino como señales que invitan al autoconocimiento y, cuando es posible, a buscar acompañamiento terapéutico”, resaltó Catalina Chaves.
Beneficios de la sanación emocional
Diversos estudios en psicología del desarrollo y apego han evidenciado que el estado emocional de la madre tiene un impacto directo en la regulación emocional de los hijos, en la calidad del vínculo y en su desarrollo afectivo. Por ello, sanar no es un proceso aislado: tiene efectos positivos en toda la dinámica familiar.
“Una madre que inicia un proceso de sanación aprende a identificar sus emociones, a gestionarlas con mayor conciencia, y a cuidar sin sobrecargarse ni anularse. Esto permite criar desde la empatía, la coherencia emocional y el respeto mutuo, pilares fundamentales para el desarrollo sano de niños y adolescentes”, indica Chaves.
Pasos para iniciar un proceso de sanación
Reconocer que toda historia personal influye en la forma de maternar, sin juzgarse por ello.
Observar los patrones repetitivos o las reacciones desproporcionadas como señales, no como fallos.
Buscar espacios seguros de diálogo o acompañamiento psicológico, cuando sea posible.
Cuidar el propio bienestar emocional como una prioridad, no como un lujo.
Conectarse con otras mujeres, compartir experiencias y desmontar la idea de la “madre perfecta”.
Para la directora de la Fundación Casa de los Niños, este llamado no busca cargar con más exigencias a las madres, sino abrir un espacio de reconocimiento y apoyo, porque la maternidad es una tarea compleja, muchas veces solitaria, que merece ser acompañada con empatía y herramientas.
“Sanar no es un acto egoísta, es un acto de amor profundo que transforma generaciones. De cara al 15 de agosto, Día de las Madres, reconocer la historia de cada mujer, validar sus emociones y promover su bienestar es también una forma de celebrar su papel fundamental en la sociedad”, puntualizó.