Ahora este muchacho oriundo de Cañas da a conocer el nombre de Costa Rica en escenarios internacionales.
En el barrio La Chorotega, en Cañas, donde el sol cae fuerte y el viento arrastra historias antiguas, nace Emmanuel Padilla Espinoza, un trompetista que empezó en la música con la marimba y levantó con orgullo la bandera de Costa Rica en Hawái, al participar junto con la Banda de Zarcero en un prestigioso desfile. Llegó al mundo sin la ayuda de un médico, ya que la ambulancia nunca llegó, y desde entonces parece que el destino lo empujó a hacer las cosas por sí mismo.
Siempre fue un niño inquieto que no podía evitar hacer ruido con todo lo que encontraba. “Mis papás cuentan que desde bebé me gustaba hacer ruido. Mi papá incluso me construyó una marimba de madera pequeña, que todavía conservo. Aquella marimba artesanal fue mi primera escuela. Ahí nació el amor por la música, sin imaginar que años después esa curiosidad me llevaría a tocar en Hawái, representando no solo a Costa Rica, sino a todo Guanacaste”. Su infancia no fue fácil. El divorcio de sus padres marcó una etapa difícil, pero Emmanuel encontró refugio en los instrumentos.
Siempre fue un niño inquieto que no podía evitar hacer ruido con todo lo que encontraba.
“La música me ayudó a salir adelante y a no caer en malos pasos”, dice. Su madre, buscando mantenerlo enfocado, lo inscribió en la Casa de la Cultura de Cañas, dirigida por Alonso Salazar. Allí aprendió a leer música y a tocar la trompeta.
“No tenía instrumento propio, pero me prestaban uno para practicar. A veces caminaba con mis vecinos mayores para llegar, porque era el más pequeño; tenía apenas ocho años”, cuenta. Desde entonces, su vida se midió en compases y ensayos.
Formó parte de la Banda Municipal de Cañas, del Liceo Miguel Araya, del Colegio Técnico Profesional de Cañas y de agrupaciones de Nicoya y Liberia.
Con cada presentación, su talento fue madurando hasta llegar a la Banda Municipal de Zarcero, una de las más reconocidas del país, dirigida por Elesban Rodríguez Rojas.
Su primer instrumento fue una marimba que le construyó su papá y después lo cambió por la trompeta.
También ha compartido con otros buenos músicos y profesores como Hiram Calderón, Kenneth Granados y Mauricio Flores. En octubre de 2022 decidió audicionar. “No tenía trabajo ni dinero, pero sentía que debía intentarlo. Le dije a mi mamá que haría la audición… y la pasé. Poco a poco, las cosas se fueron dando, conseguí empleo y logré cubrir mis gastos. Fue obra de Dios”, relata. Su perseverancia lo llevó a cumplir un sueño que veía por televisión: participar en desfiles internacionales. En septiembre de 2025 viajó con la Banda de Zarcero a Hawái, convirtiéndose en el único guanacasteco del grupo.
“Fue una alegría enorme. Fuimos la primera banda internacional en tocar allá. Representar a mi país y mi provincia en un lugar tan lejano fue algo inolvidable. La música es un idioma universal. En cada lugar hacemos amigos, aprendemos de otras culturas y compartimos humildad y respeto”, comenta. Pero su mirada sigue puesta en su tierra.
“Quiero seguir ayudando a los proyectos de Cañas, porque después de la pandemia las bandas se descuidaron. Quisiera enseñar, dejar algo para los niños que vienen detrás, porque la música enseña disciplina y los aleja de malos pasos”, acotó. Concluyó diciendo que se prepara para participar en el Desfile del Torneo de las Rosas (Rose Parade) de Pasadena en el 2028.