Pagar con el celular o con la tarjeta: ¿qué es más seguro?
Especialistas en ciberseguridad del TEC destacan que el celular ofrece más barreras contra el fraude que el plástico.
Según The Global Payments Report 2024 de WorldPay, solo un 10% de los pagos en Latinoamérica se realizan mediante billeteras digitales
Periódico Mensaje
En tiempos en los que la seguridad financiera se ha convertido en una preocupación cotidiana, surge una pregunta inevitable: ¿conviene más seguir cargando las tarjetas de débito y crédito en físico o pasarlas a la billetera digital del celular? Aunque la costumbre todavía lleva a gran parte de la población a confiar en la tarjeta física, los especialistas en ciberseguridad coinciden en que la protección que ofrece el teléfono móvil es mucho mayor, siempre que se use de forma adecuada.
“La diferencia está en las barreras tecnológicas que protegen al celular. Una tarjeta digitalizada es prácticamente imposible de clonar, mientras que la tarjeta física sigue expuesta a fraudes tan comunes como la copia de datos en terminales alteradas”, explicó Kevin Moraga, profesor de la maestría en Ciberseguridad del Tecnológico de Costa Rica.
Cuando una persona paga con su celular, la información de la tarjeta nunca viaja por la red ni llega al comercio. En su lugar se genera un código único, conocido como “token”, que solo sirve para esa operación. Si alguien intentara interceptarlo, no podría reutilizarlo para otra compra. Esa diferencia es fundamental: mientras que en la tarjeta física basta con que los datos sean copiados una vez para ser clonada, en la billetera digital cada transacción es irrepetible.
Además, los teléfonos inteligentes integran chips diseñados específicamente para generar de manera aislada estos tokens de pago. Se trata de pequeños “cajones fuertes” dentro del propio dispositivo, inaccesibles incluso si una aplicación maliciosa llegara a instalarse. Este almacenamiento seguro convierte al celular en un guardián mucho más confiable que la tarjeta física, que no tiene ninguna capacidad de defensa propia.
Otro de los factores que marca la diferencia es la forma en que el usuario se identifica al momento de pagar. Para usar la billetera digital, primero debe desbloquear el dispositivo, ya sea con su huella, con el reconocimiento facial o con un código. Este protocolo de seguridad se conoce como autenticación de múltiples factores. Está diseñado con múltiples capas de protección para que solo el propietario pueda desactivarlo con algo que tiene (el celular), algo que sabe (el PIN o contraseña) y algo que es (su huella o su rostro). Este último escudo es el más poderoso, pues la biometría de cada persona es única.
En caso de extravío o robo, el celular también ofrece ventajas que el plástico no puede igualar. Mientras que perder una tarjeta implica llamar al banco, solicitar el bloqueo y esperar la reposición, los teléfonos permiten desactivar la billetera digital de forma remota e incluso borrar todos los datos con una simple instrucción. Esto significa que una persona puede perder su dispositivo sin que su dinero corra peligro, siempre y cuando haya configurado correctamente estas funciones de seguridad.
El uso de la tecnología NFC (Comunicación de Campo Cercano, por sus siglas en inglés), la cual permite acercar el celular al datáfono para completar un pago, añade otra capa de tranquilidad. La señal NFC funciona en un rango de apenas unos centímetros, esto hace que la posibilidad de robo de información sea casi nula, pues sería necesario que el delincuente se encuentre extremadamente cerca y supere, además, todas las barreras de autenticación del teléfono.
Tanto los dispositivos con Apple Pay (iOS) como aquellos con Google Wallet (Android) han desarrollado mecanismos robustos y actualizados para garantizar la seguridad de los pagos. Por supuesto, ninguna tecnología es invulnerable. Los especialistas insisten en que la seguridad también depende del comportamiento de cada persona. Usar contraseñas fuertes, no descargar aplicaciones de origen dudoso y mantener actualizado el sistema operativo del teléfono son hábitos que marcan la diferencia. Sin embargo, aun considerando esos cuidados, las probabilidades de sufrir un fraude son mucho menores al pagar con el celular que al hacerlo con una tarjeta física.
“La transición hacia las billeteras digitales no es solo una moda tecnológica, es una estrategia concreta para reducir riesgos. Cada vez más bancos y comercios las impulsan porque entienden que la seguridad del cliente también protege la estabilidad del sistema financiero. Para la ciudadanía, la recomendación es sencilla: activar cuanto antes la billetera digital, configurar la autenticación biométrica y acostumbrarse a usar el celular como medio principal de pago. Quien dé este paso no solo gana comodidad, también disminuye de manera significativa la posibilidad de ser víctima de fraude”, añadió Moraga.
De acuerdo con el reporte The Global Payments Report 2024 de WorldPay, solo un 10% de los pagos en Latinoamérica se realizan mediante billeteras digitales que utilizan tecnologías tokenizadas como Apple Pay o Google Wallet. Para el 2027 se proyecta que este porcentaje alcance un 29%, consolidando el teléfono como el principal medio de pago digital en la región.