Frente a una erupción volcánica en el país, investigadores de la UNA lograrían determinar con exactitud dónde y cuándo caerá la ceniza hasta con una hora antes de su llegada. Información permitiría salvaguardar la salud de las personas y animales, proteger cultivos y emitir alertas para la seguridad aérea.
¿Si uno de nuestros volcanes entrara en erupción, sabríamos hacia dónde se iría la ceniza y cómo esta afectaría a las poblaciones? Gracias a la iniciativa Modelo de dispersión de contaminantes en el aire desarrollada por el Laboratorio de Química de la Atmósfera de la Universidad Nacional (LAQAT-UNA) desde el 2015, los costarricenses podríamos saber con exactitud dónde y cuándo caerá ceniza volcánica y gases como dióxido de azufre en cualquier parte del territorio nacional.
De acuerdo con José Pablo Sibaja Brenes, académico de la Escuela de Química y coordinador de este proyecto, en la actualidad, se realiza un informe diario de la dispersión de los gases (Dióxido de azufre, SO2) para los volcanes Turrialba, Poás y Rincón de la Vieja, donde se incluyen las comunidades que podrían tener alguna afectación. “El informe se envía alrededor de las 5:30 a.m. a diferentes instituciones como la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el Sistema Nacional de Áreas de Conservación (Sinac), la Cruz Roja Costarricense, Dirección General de Aviación Civil (DGAC), Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Volcanic Ash Advisory Center (VAAC) de los Estados Unidos, entre otras instituciones a nivel nacional e internacional”, detalló Sibaja.
Además, de acuerdo con el investigador, si se da una erupción, el personal del LAQAT-UNA es advertido por expertos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica de la Universidad Nacional (Ovsicori-UNA) sobre la actividad volcánica. “De inmediato, se realiza la modelación matemática de la forma en que se distribuirá la ceniza y los gases, tomando en cuenta los parámetros meteorológicos dados por el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) de las estaciones instaladas en los volcanes y que se consultan inmediatamente. Dicha tarea tomará unos 20 minutos en realizarse. Los mapas y las animaciones que revelan la dispersión del material volcánico son enviados a las autoridades competentes para la toma de decisiones”, detalló Sibaja.
¿Puede la ceniza afectar su salud?
Próximamente, un proyecto entre el Laboratorio de Química de la Atmósfera, el Ovsicori-UNA y el Laboratorio de Análisis Ambiental de la Escuela de Ciencias Ambientales, presentará un estudio liderado por Daylin Anchia Pastrán, donde se determinan los impactos generados por el volcán Turrialba sobre la ciudad de Coronado, haciendo una correlación de las emisiones entre el 2015 y el 2019 y las infecciones respiratorias agudas (IRAS) o problemas respiratorios que se presentaron por la población de la zona, tales como asma, alergias y bronquitis. Este proyecto se desarrolló con los datos reportados por la Estación de medición de gases y aerosoles de origen volcánico del Ovsicoir-UNA ubicada en Coronado.
De acuerdo con Sibaja, también se hacen análisis de la composición de la ceniza volcánica y su implicación en la acidificación de los suelos y los lagos, ya que su impacto puede repercutir en la vida acuática, la agricultura y el agua de consumo.
“Como científico y ciudadano es una satisfacción hacer un aporte de estos, porque podría ser aplicado con la salud de la población, la seguridad de los vuelos, la salud animal y de muchos cultivos; además, pronosticar la llegada de material volcánico hasta 1 hora antes que llegue a un lugar” dijo Sibaja.
Al tener el país gran cantidad de volcanes activos cerca de muchas comunidades, exige la necesidad de continuar con la vigilancia de las emisiones volcánicas y el impacto que podrían tener en la calidad de vida de la población y sus alrededores.