Con el surgimiento de la colonia y el paso de los años, la región vería el nacimiento de grandes haciendas ganaderas, pertenecientes a latifundistas asentados en Rivas, León y Granada de Nicaragua. Sin embargo, el afianzamiento del poblado requería de la presencia de agua en el sitio, para suplir las necesidades básicas de sus moradores, atender los requerimientos de los viajeros y apaciguar la sed del ganado. La memoria popular cuenta, que otro valor que tenía “Liberia” para convertirse en el poblado es su cercanía al agua, al estar ubicada entre quebradas y dos ríos, lo que le facilitaba su viaje a los sabaneros de la época cuyo viaje a caballo era de al menos de un día.
De este modo, el poblado fue ubicado al norte del riachuelo conocido como El Achiote. Pero al poco tiempo, su caudal resultó insuficiente y por ello se hizo necesario aumentarlo. Para tal fin se recurrió a desviar aguas del Río Salto a la altura de la Hacienda Santamaría, localizada en las faldas del Volcán Rincón de la Vieja. La posterior confluencia de las aguas del Río Salto sobre las del Achiote originó el Río Liberia.
Como filial religiosa de la parroquia de Nicoya surge la ermita de Liberia, cuya Iglesia será dedicada a San José y erigida como Parroquia (junto con La Lajuela) por Monseñor Juan Félix Villegas en 1790, siendo el primer párroco el Pbro. Eusebio Ruiz Hernández. La Ermita "al Señor de la Agonía" ya era asistida por un sacerdote desde el 4 de setiembre de 1769, como fruto del esfuerzo comunal de los criollos españoles de Rivas y Granada, que desde el siglo anterior vinieron con sus ganados a estas tierras al percatarse de la gran riqueza en ríos y pastos.
En el siglo XVII y XVIII la evolución del poblado fue lenta, por lo tanto el trabajo de la actividad ganadera se desarrollo en las haciendas, que rodean la población y con el comercio de ganado de a pie que se hacía desde Alajuela hasta Rivas, el ganado descansaba en los repastos de Liberia, y después en La Cruz y la Garita. Se vendía cebo, cuero y carne salada. Además habían estancos de tabaco, ( siglo XIX ) y con ellos pureras, comerciantes, músicos y gente que vendía productos de los solares.Desde Nicaragua, venían telas, ornamentos, y desde Costa Rica, Granos.
La clase social estaba dividida por hacendados y trabajadores de haciendas, los obreros, no tenían medios de ascenso social como la educación para poder asegurar que las oportunidades laborales abrían posibilidad de adquirir riqueza. Sin embargo, la escasez de mano de obra, llevaba a los hacendados a “tratar bien a los trabajadores”, pues si se iban... ¿quién atendería a los hatos y los cultivos?
En el siglo IX la construcción de las Haciendas Ganaderas como Santa Rosa, San Jerónimo, El Jobo, Santa María, El Pelón marcó un notable crecimiento de su población, dándole identidad y belleza escénica a Liberia.
Durante la primera mitad del siglo XX, todavía la comunicación de los pobladores de Liberia, y en general del Guanacaste, con el Valle Central no era tan sencilla, pues no existía la Carretera Interamericana. Se partía de Liberia hacia los puertos fluviales de Bolsón o Bebedero en un viaje a lomo de caballo o en carreta que tardaba unas tres horas, allí se embarcaba en el servicio de lanchones al Puerto de Puntarenas con una duración de ocho horas, se dormía en la ciudad de Puntarenas y al otro día se tomaba el ferrocarril para un trayecto de cinco horas. En total dieciséis horas de travesía y la estadía de una noche en el puerto, para llegar a San José
Existía además otra vía de comunicación terrestre entre Liberia y Alajuela, conocida como el “camino del arreo”. Era un camino muy tortuoso que se empleaba para el transporte del ganado, que proveniente de importantes haciendas guanacastecas, tales como Los Ahogados, Guapote y Pastora, servía para alimentar las plazas de venta de Alajuela. El camino era polvoriento y se tenían que vadear muchos ríos, ante la ausencia de puentes. En este recorrido se podía tardar varios días de penoso viaje. (13) El “camino del arreo” se convertía en la Calle Real al ingresar a la ciudad de Liberia, por el puente conocido como Paso Real, pasaba luego frente al Templo Parroquial de la Inmaculada Concepción de María hasta unos 220 metros antes de la quebrada del Cementerio, donde se desviaba para continuar hacia Nicaragua.
La Calle Real de Liberia a principios del siglo XX era de tierra y cascajo de piedra. Constituyéndose en la principal artería y la divisoria de los cuatro barrios más antiguos de la ciudad. En ella era común observar a diario, el paso de carretas guanacastecas, cubiertas con manteados de lona y cuero para proteger la carga, así como jinetes montados a caballo.
Para inicios del siglo XX ya están muy consolidados los cuatro barrios más antiguos de la ciudad a saber: el Condega, La Victoria, Los Cerros y Los Ángeles. Mientras que el actual parque central era una simple plaza, provista de un enorme árbol de Guanacaste en donde descansaba el ganado que se dirigía al interior del país.
Fuente del texto: Libro: Liberia, Guanacaste y sus orígenes, del Lic. Ronny Pizarro y del libro tierra y poblamiento de la Colonia del historiador Carlos Meléndez. Historiadora: Gina Rivera