La igualdad de hombres y mujeres en su diversidad genera beneficios para el desarrollo económico, en la reducción de la pérdida de la biodiversidad y aumenta la resiliencia frente a los efectos de la crisis climática.
Luchar contra la desigualdad histórica y estructural de género se convierte en un eje de atención fundamental para emprender acciones ante las amenazas cotidianas provocadas por el cambio climático.
De ahí que Costa Rica, al igual que el resto del mundo, debe apostar por la construcción de condiciones que permitan garantizar la igualdad de género y que contribuya significativamente a revertir las consecuencias en el medio ambiente, en la agricultura, en lo forestal, en el transporte público, en el sector energía, en la infraestructura, en el turismo, entre muchos otros campos más.
Las brechas y desigualdades estructurales entre hombres y mujeres en materia salarial, de acceso a educación, financiamiento, uso de la tierra, participación de cargos de decisión, empleo, entre otras, se convierten en una necesidad de atención para un adecuado desarrollo sostenible.
El país debe caminar hacia el fortalecimiento de la igualdad para las mujeres en su diversidad mediante una perspectiva interseccional de género, así como restaurar el equilibrio de las relaciones de poder en cuanto a espacios de toma de decisión, acceso y control de los recursos, acceso participativo y permanencia en los empleos verdes, acceso a las oportunidades financieras, acceso y control de los recursos tecnológicos y distribución igualitaria de los cuidados.
Así quedó evidenciado en una actividad impulsada por la Defensoría de los Habitantes y el PNUD sobre igualdad de género y crisis climática, en el marco reciente del Día Internacional de la Mujer y mientras se lleva a cabo la sesión 66 de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer cuyo tema principal es igualdad de género, empoderamiento de las mujeres y las niñas en el contexto del cambio climático.
Las panelistas que participaron en el evento Defensoría-PNUD consideraron fundamental que Costa Rica camine para revertir las desigualdades de género, de tal manera que también se incluyan medidas adicionales relacionadas con el acceso universal a la protección social integral, disponer de ciudades verdes libres de violencia, acoso sexual y feminicidio; combatir las normas sociales de género discriminatorias; dar acceso al financiamiento para grupos y organizaciones de mujeres, asegurar la seguridad alimentaria, acelerar el cumplimiento de los compromisos internacionales en materia ambiental y garantizar iniciativas de género responsivas y transformadoras en su interseccionalidad, interculturalidad e intergeneracionalidad.
“La igualdad de hombres y mujeres en su diversidad genera beneficios para el desarrollo económico, en la reducción de la pérdida de la biodiversidad y aumenta la resiliencia frente a los efectos de la crisis climática”, fue uno de los mensajes expresados durante el evento.
También se explicó en el seminario cómo existe una interrelación entre la desigualdad de género, la vulnerabilidad climática y el Estado, de ahí que sea importante el empoderamiento de las mujeres a través de distintas iniciativas. “La interrelación causal entre las desigualdades de género y la crisis climática son ineludibles, mayor desigualdad para las mujeres en diversidad conlleva que los impactos negativos climáticos son mayores sobre ellas, colocándolas en una posición de mayor vulnerabilidad donde se ven afectadas sus medios de vida, bienes y salud”.
Las cifras aportadas solo en la variable de participación económica 2021 refleja que el 72.3% son hombres y un 49.3% mujeres, y en la variable desempleo es 13.7% en hombres y 26.1% en mujeres. De 650 mil hogares costarricenses que tienen una mujer al frente más del 44.3% habita en una vivienda que no cuenta con buenas condiciones. En cuanto al control y uso de la tierra, las mujeres únicamente producen el 4,4% del total de 2.4 millones de hectáreas de cultivo.