- La Cruz, Nicoya y Hojancha son los cantones con tasas más altas de vulnerabilidad ante este comportamiento.
Según el Plan Estratégico Institucional (PEI) 2018-2022, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) estableció como objetivo específico sobre el trabajo infantil y adolescente peligroso: “Identificar las zonas de mayor riesgo de trabajo infantil, mediante la elaboración de estrategias de articulación que permitan la implementación de políticas y acciones que incidan en la prevención y atención del trabajo infantil y adolescente peligroso”.
Basado en el estudio, Guanacaste es parte de las zonas del país con mayor riesgo al trabajo infantil; según datos del PEI, el 7,9% de la población de 5-19 años del país vive en Guanacaste y 1 de cada 5 habitantes de la región tiene entre 5 y 19 años de edad.
La provincia además destaca por contar con tres de los cantones con mayor índice de riesgo de trabajo infantil del país: La Cruz, Nicoya y Hojancha, en los cuales se concentra el 23.6% de la población guanacasteca.
¿A qué se debe el prominente riesgo?
Entre las causas de vulnerabilidad que repercuten en esta situación, se destaca por ejemplo, que el cantón fronterizo de La Cruz, es uno de los de menor desarrollo humano del país. Además, que la población indígena es una de las más vulnerables de la provincia, por lo que su alta tasa de participación en estos cantones (casi seis veces por encima de la tasa en los cantones del grupo de riesgo bajo) incide fuertemente en el nivel de riesgo de La Cruz, Nicoya y Hojancha.
Aunado a estos factores se añade peso a su vulnerabilidad, las variables de educación de niñas, niños y adolescentes, y también las causas laborales, en las que se destaca como riesgos del trabajo las tasas de dependencia económica y de trabajo no remunerado.
El estudio indica además que en los grupos de riesgo medio (donde vive el 45,7% de la población de la provincia) y bajo (con el 30,8% de los habitantes de Guanacaste) no deben perderse de vista las dimensiones demográficas y de educación incluida la de adultos. Según el informe, más del 60% de los accidentes laborales registrados en adolescentes con la edad permitida para trabajar (15 años), ocurren en los cantones de riesgo bajo de trabajo infantil; y en el total de accidentes en la provincia cuyas víctimas tienen entre 15 y 17 años, cerca del 94% se dan en hombres. En estos datos es posible que exista un fuerte subregistro; sobre todo, de personas migrantes y de mujeres.
A nivel educativo el comportamiento hacia el trabajo infantil, varía de forma gradual aumentando en mayor forma la vulnerabilidad, de esta manera, se expulsa en primaria hasta al 1,3% de los estudiantes en los cantones de riesgo medio; y en secundaria, la exclusión oscila entre el 7,3% de los cantones menos vulnerables hasta el 10,3% de los más propensos al trabajo infantil.
En secundaria es considerablemente mayor que en primaria la cantidad de estudiantes que combinan estudio y trabajo: poco más del 94% de ellos viven en los cantones de riesgo medio y alto. Así las cosas, estudiar y trabajar al mismo tiempo inclina la balanza hacia el trabajo infantil y adolescente peligroso: es decir, si ese trabajo que realizan no es peligroso, es muy probable que en algún momento sean trabajos prohibidos para su edad.
Cabe destacar que las más de 9.000 personas dedicadas a la agricultura y la ganadería muestran el peso del sector en la provincia. Una de cada diez personas que en Costa Rica trabaja en fincas realizando labores agropecuarias, elaborando productos derivados o tratando desechos lo hace en Guanacaste. La Cruz, Nicoya y Santa Cruz albergan cada uno cerca del 2% de las y los trabajadores agropecuarios del país.
Atención especial a la población indígena y afrodescendiente, frenar la expulsión educativa y encaminar a un trabajo decente como plan de acción
Los derechos de indígenas y afrodescendientes han sido más vulnerados y son factores de riesgo frente al trabajo infantil. Según el Censo del 2011 del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), Nicoya cuenta con 7,9% de población indígena, La Cruz con 12,8% de población afrodescendiente y Hojancha 13,9% de población indígena.
Con un nuevo mercado de trabajo incipiente en la provincia, la formación de las personas jóvenes será crucial para aumentar las oportunidades de conseguir un trabajo decente, mediante la retención de estudiantes en secundaria y lograr personas adultas formadas.
Por otra parte, la articulación de programas de atención básica e integral de hogares con población indígena y afrodescendiente de la provincia es esencial para reducir la tolerancia al trabajo infantil en zonas rurales como Guanacaste.