En el famoso Conservatorio Castella todos conocen a la profesora de teatro, a la santacruceña Yolanda Briceño. Nacida y criada en el viejo Santa Cruz, le tocó viajar a San José por el puerto Ballena y Puntarenas. Recuerda con nostalgia haber crecido escuchando a sus mayores con admiración y esperanza por el progreso que iba llegando a la capital costarricense de la alegría, la tierra del Negrito Pencón, como llaman los santacruceños al Cristo Negro de Esquipulas. Hija y sobrina de educadores, siempre ha creído fielmente en la educación como elemento de desarrollo personal y comunitario, algo que comparte con su gente, pues desde siempre Santa Cruz ha enviado maestras y profesores ejemplares a servir en todos los rincones del territorio nacional.
Como muchos en la provincia, decidió mudarse a la capital a los 19 años para estudiar ciencias políticas pero acabó en la Facultad de Bellas artes para estudiar artes dramáticas. Confiesa que el teatro la cautivó. Al inicio de su carrera profesional trabajó con el Teatro Universitario y la Compañía Nacional de Teatro, luego con la Dirección de Cultura como gestora y promotora cultural y después en la UNED. En su paso por esta casa de estudios pudo viajar por todo el país colaborando en la formación de docentes de primaria en todos sus recintos y cuenta que gracias esta experiencia decidió estudiar la carrera de Educación, para hacer mejor su trabajo como formadora de formadores.
Pero un buen día el gran maestro don Arnoldo Herrera la invitó a trabajar en el Castella. “Trabajar con niños tan talentosos me ha dado la certeza de que la intervención de la educación artística debe ser temprana y eficaz. Cuando se trató de privatizar el Castella estuve en primera línea con varios de mis compañeros defendiendo el carácter público de esta gran institución”, recuerda doña Yolanda, quien ya cuenta 27 años trabajando en este conservatorio que la hace sentir muy feliz y afortunada.
Trabajar en San José nunca ha logrado alejar a doña Yolanda de su pueblo ni de sus tradiciones; tampoco de esas luchas que cree justas y siente como propias. Ella, como la mayoría de sus paisanos, es devota del Cristo Negro y siempre que puede participa en los rituales del santo. Cuida y comparte sus tradiciones, asiste a los rezos durante todo el año y jamás podría olvidarse de las fiestas de Santiago y las Típicas Nacionales, oportunidad de encuentro para todos los hijos de la tierra del folclor.
Doña Yolanda, a finales del 2014 estuvo participando activamente en las luchas de su pueblo para defender el legado cultural de las Fiestas Típicas Nacionales. Cada día aprovecha las redes sociales para seguir activa en grupos de cultura con artistas y gestores locales, pues son varias las iniciativas que cuentan con su apoyo y consejo.