- Iniciativa es liderada por estudiantes de la carrera de Manejo de Recursos Naturales de la Universidad Estatal a Distancia (UNED).
- En la actualidad, San José es una de las capitales más contaminadas de la región latinoamericana, incluso, superando a Ciudad de México.
- 240 litros de microalgas pueden realizar el trabajo equivalente a la absorción de CO₂ de 20 árboles jóvenes.
Bajo la consigna de enfrentar el cambio climático y la contaminación ambiental, estudiantes de la carrera de Manejo de Recursos Naturales (MARENA) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), lideran el proyecto, denominado “Árboles líquidos”, investigación que llevan a cabo mediante la utilización de microalgas.
"A criterio de los estudiantes de la casa de enseñanza superior y responsables de la iniciativa, Wilber Sácida González y María Martínez Delgado, las microalgas tienen una mayor eficiencia en la captación de dióxido de carbono (CO₂) en comparación con los árboles terrestres en ciertos contextos.
Sin embargo, destacaron que los “árboles líquidos” no vienen a reemplazar los terrestres, sino que actúan como un complemento que trabaja en sinergia con ellos, al ofrecer un rendimiento más eficiente al momento de realizar el proceso de fotosíntesis, absorbiendo dióxido de carbono y generando oxígeno en ambientes controlados.
El proyecto cuenta con el acompañamiento del Programa de Laboratorio (PROLAB) de la UNED y a la fecha se han utilizado las siguientes especies de microalgas: Nannochloropsis oculata, microalga de agua salada, y Chlorella vulgaris, microalga de agua dulce.
Ambas especies son fundamentales en la lucha contra el cambio climático, al ofrecer una solución ecológica para reducir la huella de carbono. El sistema que utilizan para producir dichas microalgas son biofotorreactores abiertos, una estructura que tiene uno o varios contenedores.
En 2019 se empezó a implementar esta investigación en la sede de San José de la UNED como plan piloto, después de contar con datos para un protocolo de mantenimiento de estas, poder compartirla con las demás sedes y poder colaborar y extender más las exploraciones con microalgas de agua dulce y salada.
Recientemente, la Defensoría de los Habitantes hizo un llamado, para estar alertas acerca de los datos revelados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el cual indica que la concentración de material particulado (PM10) en el aire de San José alcanzó los 27.1 microgramos por metro cúbico. Siendo una de las capitales más contaminadas de la región de América Latina, incluso, superando a Ciudad de México, que registró un promedio de 21.7.
Según el informe, los principales contaminantes son vehículos, fábricas y otras actividades humanas que generan emisiones contaminantes. La lista la lidera São Paulo con 27.6, San José con 27.1, Medellín con 22.1 y Ciudad de México con 21.7.
El rol fundamental de la UNED.
El apoyo de la institución ha sido crucial para el desarrollo del proyecto, proporcionando los recursos necesarios, a fin de impulsar la iniciativa que llevan a cabo los estudiantes de MARENA, Wilber Sácida González y María Martínez Delgado.
Sácida González, además de ser estudiante, también es el encargado de Programas Ambientales de la UNED San José, mientras que Martínez Delgado se desempeña como gerente de la Cooperativa de Autogestión de Servicios Ambientales (CoopeAgir R.L.).
“La UNED nos ha brindado las herramientas necesarias para asegurar que nuestros ‘árboles líquidos’ se desarrollen en las mejores condiciones pues la idea es que una vez terminada las pruebas, estas se puedan certificar, para luego ubicarlas en las ciudades de mayor contaminación en Costa Rica”, señaló Martínez.
Y destacó la importancia de buscar alianzas estratégicas con las municipalidades, la empresa privada, instituciones del Estado, así como otros actores locales.
Para certificar la eficiencia de la microalga Chlorella vulgaris (microalga de agua dulce), la estudiante señaló que el proyecto se encuentra actualmente en proceso de definir y solicitar el apoyo del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR) de la Universidad de Costa Rica (UCR) para establecer un trabajo colaborativo que permita llevar a cabo los análisis y evaluaciones necesarios.
Impacto social.
Además de los beneficios ambientales, el proyecto tiene un importante impacto social, indicó la estudiante de la UNED tras señalar que más allá de los trabajos de investigación y poder certificar esta especia, también buscan amalgamar los esfuerzos institucionales y los de la cooperativa.
“Pensamos que a este proyecto se pueden sumar más estudiantes de la UNED, ya sea para que realicen sus trabajos finales de graduación o para que conozcan más acerca de esta iniciativa, así como se nos unió Pablo Martínez Navarro, estudiante de la carrera Ingeniería Agronómica de la UNED”, dijo María Martínez.
Además, resaltó que la cooperativa tiene planes ambiciosos de instalar hasta 1.400 estructuras de “árboles líquidos” en diferentes zonas del país, lo que podría resultar en la absorción de 50 toneladas de carbono al año.
Estudios internacionales sugieren que 240 litros de microalgas pueden realizar la misma labor de absorción de carbono que 20 árboles jóvenes, lo que resalta la necesidad de incorporar esta tecnología en las estrategias de mitigación climática.
Es un proyecto que no solo busca reducir la huella de carbono, sino también brindar oportunidades de empleo, generar economía circular y fomentar el uso de abonos orgánicos y alimentos para acuicultura y ganadería a partir de las microalgas,” afirmó Martínez Delgado.
Metodología y monitoreo.
Por su parte, Wilber Sácida González dijo que, la investigación sigue una metodología científica y rigurosa, que incluye la recolección, crecimiento y monitoreo de microalgas en biofotoreactores.
“Estos sistemas abiertos permiten el uso de luz natural para potenciar el crecimiento de las microalgas, aunque presentan desafíos como la contaminación por insectos y la entrada de agua de lluvia. Para ello, hemos desarrollado protocolos específicos de limpieza y mantenimiento, a fin de garantizar el éxito de los cultivos, lo que nos ha permitido prolongar la vida útil de las cepas y mejorar la eficiencia del sistema”.
“Este año comenzamos con la investigación de Chlorella vulgaris, para evaluar su adaptación y a futuro esperamos que este proyecto pueda replicarse en otras regiones del país, especialmente en zonas costeras como Puntarenas y Limón, donde los biofotoreactores podrían implementarse con mayor facilidad”, continuó Sácida González.
Finalmente, el estudiante comentó que están trabajando esforzadamente para que, en los próximos años, los biofotoreactores puedan ser una solución viable y accesible en todo el país. “El proyecto de la UNED no solo está alineado con los esfuerzos globales para mitigar el cambio climático, sino que también podría posicionar a Costa Rica como un líder en el desarrollo de tecnologías ecológicas avanzadas para la captura de CO₂”, concluyó.