- En 19 países de América y el Caribe, se ha notificado la presencia de al menos una de las tres variantes del virus, según la OPS.
Por Silleny Sanabria Soto.
Para nadie es un secreto que el virus SARS-CoV-2, que causa el COVID-19, ha provocado un inesperado cambio en la salud física y emocional de las personas a nivel mundial. Muchos de los contagiados, presentan cuadros graves de la enfermedad y con secuelas en la salud a largo plazo; además, ha provocado un exceso de muertes particularmente entre las poblaciones de mayor edad y con condiciones de salud más vulnerables.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el comienzo de esta pandemia, ha recibido varios informes de problemas inusuales de salud pública que podrían deberse a variantes del SARS-CoV-2, por lo que la OMS evalúa de forma constante si la capacidad de transmisión, el cuadro clínico y la gravedad de los síntomas, y si los tratamientos que en ocasiones funcionan en unos casos más que en otros, se deben a estas variantes.
¿Cuáles son esas variantes del COVID-19?
Los recientes informes sobre variantes del virus han suscitado interés y preocupación por los efectos de estas transformaciones.
Según la Dra. Eugenia Corrales, Viróloga del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales, explicó que las variantes corresponden al mismo virus, pero con una acumulación de varias mutaciones, las cuales pueden significar que en ocasiones los virus no tengan ningún cambio, o que no se propaguen, pero sí confieren una ventaja que es que se replique y se vea de mayor cantidad.
“El coronavirus muta muy poco, de una a dos mutaciones por mes, a diferencia de otros que mutan hasta 100 por mes.
Sin embargo, ha tenido una evolución con tres variantes de importancia provenientes del virus ancestral del 2019, con una mutación D614G que dio paso la variante 20E (EU1) de junio del 2020, a la variante del Reino Unido que se detectó en setiembre del 2020 y a la variante de Sudáfrica de octubre del 2020, que es ahora la forma dominante del virus, por su mayor transmisibilidad”, comentó la Dra. Corrales, quien agregó que no se puede dar una connotación geográfica del virus, pues es solamente el lugar en donde se encontró el virus, pero no significa que nació de ahí.
Con respecto a las implicaciones clínicas de las variantes del SARS-CoV2, la Dra. María L. Ávila Agüero, Pediatra Infectóloga del Hospital Nacional de Niños, indicó que la única forma de que el virus mute es porque está circulando, por lo que si se reduce esta tasa de circulación se evitan esas mutaciones. “Hay que tener en cuenta que la variante D614G tiene una prevalencia a nivel mundial, en la que la mayoría de los seres humanos somos susceptibles a ella. Con respecto a la del Reino Unido (B117), si la transmisión aumenta la carga viral en las personas infectadas y conforme pasan los meses se hace predominante en la región en donde está circulando, sin embargo, no hay evidencias de un aumento de mortalidad, ni de mayores hospitalizaciones o de la probabilidad de reinfección”, explicó la Dra. Ávila.
La D614G, la que comenzó a predominar en marzo, abril, mayo y junio, pero en relación con severidad es similar, en donde las personas mayores de 70 años, en donde independientemente de la cepa el virus es más agresivo y en especial en hombres.
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 19 países de América ya cuentan con al menos una de las variantes del SARS-CoV-2. La OPS explicó que el desafío sigue siendo garantizar que las vacunas se distribuyan de manera rápida y justa en toda la región, y que además hay que tener en cuenta que el virus es muy variable y que se comporta de manera diferente en cada región de América; pero también, que, pese a las restricciones y medidas para contener el aumento de contagios, estos suben cada vez que se baja la guardia.
Fuente: OMS y OPS.