Hígado graso: la epidemia silenciosa detrás de la obesidad en Costa Rica
Cada 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, que tiene como objetivo generar conciencia y educar a la población sobre su gravedad.
Periódico Mensaje
La alimentación saludable, la actividad física y la pérdida controlada de peso pueden reducir la acumulación de grasa en el hígado y prevenir complicaciones graves.
San José, Costa Rica. La obesidad en el país ha sido declarada una enfermedad crónica de importancia en salud pública y con ello, surgen múltiples desafíos médicos. Uno de los más preocupantes es la enfermedad del hígado graso no alcohólico (EHGNA), una condición que avanza silenciosamente y puede derivar en complicaciones graves como cirrosis y cáncer hepático.
Cada 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, que tiene como objetivo generar conciencia y educar a la población sobre su gravedad. Según el Dr. Luis Diego Arguedas, gastroenterólogo de Clínica Equilibrium, al menos el 30% de la población costarricense podría estar afectada por la EHGNA, sin siquiera saberlo.
"El hígado graso es una enfermedad silenciosa. La mayoría de los pacientes no presentan síntomas hasta que el daño es avanzado. No podemos seguir viendo el hígado graso como algo inofensivo. Es un problema de salud pública que necesita atención urgente”, explica el especialista.
En enero de 2025, el Ministerio de Salud de Costa Rica declaró la obesidad como enfermedad crónica de importancia para la salud pública, lo que resalta su impacto en el bienestar general de la población. Como enfermedad crónica, la obesidad puede desencadenar otras afecciones graves como presión alta, diabetes, inflamación en el hígado, derrames, infartos y apnea del sueño.
¿Qué es el hígado graso no alcohólico y por qué está ligado a la obesidad?
El hígado graso no alcohólico ocurre cuando se acumula un exceso de grasa en las células hepáticas, sin que haya un consumo significativo de alcohol. Esta acumulación suele estar directamente relacionada con el sobrepeso, la obesidad y el síndrome metabólico (presión arterial alta, resistencia a la insulina y colesterol elevado).
"Cuando una persona tiene obesidad, su metabolismo se ve afectado y el hígado comienza a almacenar grasa de manera excesiva. Si no se trata a tiempo, esto puede evolucionar a esteatohepatitis no alcohólica (EHNA), una inflamación del hígado que puede llevar a fibrosis y, eventualmente, a cirrosis hepática. El problema es que muchas personas descubren la enfermedad cuando ya está en etapas avanzadas, cuando el daño es irreversible”, menciona el Dr. Arguedas.
El especialista añade que actualmente, en Costa Rica, alrededor del 70% de la población padece de sobrepeso u obesidad. A nivel global, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) estima que una de cada cuatro personas vivirá con obesidad para el año 2035. Mientras que la Federación Mundial de Obesidad predice que el 51% del mundo, es decir, más de 4 mil millones de personas, serán obesas o tendrán sobrepeso en los próximos 12 años, lo que subraya la magnitud de la situación y la necesidad de tomar acciones preventivas a nivel global y local.
¿Cuáles son los síntomas y cómo se diagnostica?
Uno de los mayores problemas del hígado graso es que, en sus primeras etapas, no presenta síntomas evidentes. Sin embargo, algunas personas pueden experimentar:
Fatiga persistente.
Dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen.
Inflamación abdominal leve.
Alteraciones en los niveles de enzimas hepáticas en exámenes de sangre.
El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio y estudios de imagen, como ultrasonidos hepáticos. Un novedoso dispositivo es un ultrasonido modificado, llamado FibroScan, que tiene la capacidad de medir y cuantificar la rigidez del hígado para detectar el daño que ha ocurrido en este órgano. Es un examen seguro, sencillo, indoloro, de corta duración (aprox. 5-10 min) que requiere únicamente 3 horas de ayuno previo a realizarse y da resultados de forma inmediata.
Si la enfermedad avanza sin tratamiento, puede derivar en:
Fibrosis hepática: cicatrización del hígado que puede volverse irreversible.
Cirrosis hepática: daño severo que afecta la función del hígado.
Cáncer de hígado: en los casos más avanzados, el hígado graso puede aumentar el riesgo de tumores malignos.
¿Se puede prevenir y revertir el hígado graso?
Afortunadamente, en sus primeras etapas, el hígado graso es reversible con cambios en el estilo de vida. Entre las recomendaciones clave del especialista están:
Mejorar la alimentación: reducir el consumo de azúcares, harinas refinadas y grasas saturadas. Optar por más vegetales, proteínas magras y grasas saludables.
Aumentar la actividad física: al menos 150 minutos de ejercicio moderado por semana.
Perder peso de manera controlada: incluso una reducción del 5-10% del peso corporal puede mejorar significativamente la salud hepática.
Evitar el alcohol y ultraprocesados: el exceso de fructosa y bebidas azucaradas agrava la acumulación de grasa en el hígado.
Realizar chequeos médicos regulares: exámenes de sangre y ultrasonidos pueden detectar el problema a tiempo.
Tratamientos disponibles y accesibles
En respuesta al aumento de casos de obesidad, hoy en día existen tratamientos ambulatorios y de fácil acceso para pacientes con sobrepeso u obesidad. Estos tratamientos incluyen procedimientos como la endoscopía, que permite la colocación de dispositivos en el estómago o cambiar la morfología del estómago para facilitar la pérdida de peso. Uno de estos procedimientos es el “balón gástrico”, un tratamiento no invasivo que puede ayudar a las personas a perder hasta 40 kg de grasa.
Ante el aumento de casos en Costa Rica y el mundo, los especialistas en gastroenterología recalcan la importancia del diagnóstico temprano y la prevención, en especial en el contexto del Día Mundial de la Obesidad, que busca crear conciencia sobre los riesgos y la necesidad de actuar frente a esta epidemia creciente.