- Tasa de política monetaria subió a 8,5% y condiciona intereses de préstamos
- En agosto pasado, la variación del IPC alcanzó el 12,13%, siendo la inflación más alta en el país en los últimos 13 años.
Con la más alta Inflación Interanual y Tasa de Política Monetaria de la última década, así cerró la noche del 14 de setiembre, cuando la Junta Directiva del Banco Central de Costa Rica (BCCR) anunció mediante comunicado de prensa el sétimo aumento consecutivo de la Tasa de Política Monetaria (TPM). El incremento de 7,50% a 8,50%, representa un aumento de 7,75 puntos porcentuales desde diciembre del 2021.
Bajo esta premisa, los aumentos de la tasa tienen implicaciones muy serias en todo el sistema financiero y la economía nacional. La TPM parte como referencia de las entidades financieras, intermediarios y otros, para calcular el costo económico en caso de requerir recursos del Banco Central; además parte como base de cobro para el cálculo de las tasas de créditos al público, es decir, los aumentos de la TPM terminan traspasándose a las tasas activas, que son las que paga el público y las empresas por sus créditos.
“Los efectos para las familias y el sector productivo que requieren dinero o que tienen préstamos es de estrujamiento en sus finanzas y de desaceleración de la actividad económica. Si las personas tienen deudas con tasas variables, las mismas van a aumentar reduciendo el ingreso disponible y necesariamente el consumo de otros bienes y servicios”, indicó Olman Segura Bonilla, Director del Centro Internacional de Política Económica para el Desarrollo Sostenible (CINPE), de la Universidad Nacional.
Así mismo, las empresas igualmente deberán acomodar sus finanzas y de hecho tenderán a reducir sus gastos para ajustar su presupuesto a la nueva realidad. También, ante el aumento de las tasas de interés se reduce la propensión al riesgo y a las inversiones en nuevos emprendimientos.
Costa Rica, de acuerdo a el Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) ha registrado 12 meses seguidos de desaceleración, pasando de 10,3% en enero del 2022, a 3,5% en agosto de este año. Por otra parte, el país registró el mayor aumento del índice de precios al consumidor (IPC), siendo un 12,13% de inflación interanual de setiembre del 2021 a agosto 2022.
Los aumentos de la TPM, a pesar de la ralentización de la economía, se realizan con la intención de controlar la inflación. Ésta, a diferencia del 2021 en que terminó dentro del rango meta que había establecido el BCCR de entre 2% y 4%, siendo 3,30%; en el 2022 definitivamente terminará fuera de ese rango, pues de enero a agosto de este año ya alcanzó 9,45%.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el transporte, los alimentos y bebidas no alcohólicas, y comidas fuera del hogar son los que más contribuyen al aumento de la inflación. Este tipo de gastos representan una mayor porción de los ingresos de las personas de ingresos más bajos, lo que convierte lamentablemente a la inflación como el “impuesto enemigo” que puede enfrentar la población.
“El Banco Central y el gobierno deben considerar esta situación de un doble estrujamiento a los bolsillos de las familias más pobres y endeudadas, que en el corto plazo tendrán que enfrentar aumentos en el pago de intereses y aumento de precios en su canasta básica, y quizás hasta un tercer efecto que puede ser la pérdida de empleo ante la desaceleración de la economía”, manifestó el Director Segura.
A su vez Segura calificó como preciso y urgente un plan de reactivación económica y el anuncio de una política económica clara que reduzca la incertidumbre, y genere estabilidad y confianza en el sector productivo nacional.
Fuente: una.ac.cr