La sostenibilidad no comienza con los materiales, sino con las personas.
Ing. Adrián Alvarado
Las plataformas actuales de Inteligencia Artificial (IA) aplicadas al sector construcción y a la gestión del talento permiten evaluar diversas dimensiones: la compatibilidad cultural y organizacional, identificando valores, estilos de liderazgo y dinámicas de colaboración; la resiliencia y adaptabilidad, prediciendo cómo responderán los equipos ante presión o cambios; la reputación técnica y confiabilidad de proveedores mediante análisis de lenguaje natural de informes y registros previos; el mapeo de habilidades y experiencia transversal, detectando perfiles con conocimientos complementarios como tramitología, diseño bioclimático o gestión BIM; y los índices de alineamiento ético y de propósito, que reflejan la coherencia entre los valores y las prácticas de cada organización.
Integrar esta información desde las fases iniciales —como la preselección de equipos de diseño y construcción— permite conformar grupos de trabajo competentes, coherentes y comprometidos con una misma visión.
En esta edición, introduzco a Gabriela Víquez, Business Developer de American Talent Jobs, profesional dedicada al desarrollo del talento humano, quien nos invita a mirar otra cara de la construcción: esa “obra invisible” la que se levanta con valores, propósito y equipos humanos alineados.
Durante años, el concepto de sostenibilidad en el sector construcción se ha centrado en materiales y tecnología. Hablamos de concreto verde, aislamientos ecológicos, sistemas de eficiencia energética y reducción de huella de carbono. Pero detrás de cada estructura hay un factor que define el éxito o el fracaso de un proyecto: las personas que lo construyen. Una estructura puede levantarse con materiales de última generación, pero si los equipos que la ejecutan no trabajan con coherencia, empatía y liderazgo, esa obra terminará siendo solo un conjunto de materiales bien colocados.
El cierre del año: un espejo necesario
Este cierre de año debería ser un ejercicio de reflexión humana: revisar el talento, reconocer potenciales, evaluar desempeño y prepararse para un 2026 desafiante. La tecnología seguirá avanzando, los mercados serán más competitivos y los clientes más exigentes, que exigirán equipos más sólidos, resilientes y capaces de adaptarse a cambios vertiginosos. En ese escenario, el talento alineado —no solo capacitado, sino coherente— será la verdadera ventaja competitiva.
Las empresas que logren fortalecer sus cimientos humanos resistirán mejor la incertidumbre. Las que sigan operando con culturas débiles o liderazgos fragmentados sentirán las grietas mucho antes de lo previsto.
La obra invisible: lo que no aparece en los planos
Cada proyecto visible se sostiene sobre una obra invisible que no está en los planos ni en las memorias de cálculo: vive en la cultura de las empresas, en los valores compartidos, en la forma en que los equipos se comunican y se cuidan entre sí.
La tecnología hoy permite conocer con mayor profundidad aspectos que antes parecían intangibles. Herramientas de análisis de comportamiento, evaluación de compatibilidad organizacional y modelos predictivos ayudan a anticipar conflictos, fortalecer equipos y reducir la rotación. Pero hay algo que ninguna tecnología puede reemplazar: el criterio humano.
El análisis de datos no sustituye la sensibilidad; la complementa. Y cuando se combina la inteligencia artificial con la inteligencia emocional, las empresas descubren una verdad poderosa: los proyectos fluyen mejor cuando las personas están alineadas en propósito.
Cuidar el talento es una forma de cuidar el entorno. Las organizaciones que se preocupan por el bienestar de su gente, por la equidad, por el desarrollo de sus líderes y por la salud emocional de sus equipos, están haciendo sostenibilidad en su forma más profunda.Porque una cultura organizacional sana produce decisiones más éticas, mejores relaciones y, en consecuencia, proyectos más estables y rentables.
Construir con propósito
En American Talent Jobs creemos que el futuro de la construcción no depende únicamente de la tecnología o los materiales, sino del talento que hay detrás.Los materiales del mañana podrán venir de fuentes renovables, pero las obras del futuro solo se sostendrán si quienes las construyen lo hacen desde la coherencia, la empatía y el propósito compartido.
La sostenibilidad no comienza en los materiales: comienza en las personas. Y construir con propósito significa entender que el desarrollo humano y el desarrollo empresarial no son caminos distintos, sino partes del mismo proceso.
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