El escritor panameño Manuel E. Montilla aduce: “La poesía de Miguel Fajardo es vivencial, de fuerte acervo social y con un lacerante sentido de lo humano. Se nutre de sus raíces originarias, y recorre las sendas de la provocación y la resistencia, en profundo arraigo con la palabra y la acción reivindicadora”.
La académica Marielos Novoa (+), quien escribió la tesis “La poesía de Miguel Fajardo: contribuciones al estudio der la literatura en Guanacaste”. (Heredia, UNA, 1992: 154) expresa: “El sujeto lírico se vuelve más inquisidor, se expande totalmente, es más combativo, denuncia con más fuerza la opresión y la injusticia y, lo más importante, es que se solidariza plenamente con el ser humano en toda la magnitud de su problemática”.
El académico Juaquín Latorre, de la Universidad de Barcelona, ha dicho: “El tema migrante es muy complejo. Yo soy del Mediterráneo y semana a semana observo lo que pasa, en las costas con el sufrimiento y dolor que llegan buscando su libertad. Tu poesía en ese tema es muy intensa, y me trae imágenes que he presenciado en el Mediterráneo. El mar es u aliado a la libertad y ese elemento natural que te lleva y te pierde, para luego encontrarte.
El poeta costarricense Jorge Treval asevera: “La poesía de Miguel Fajardo es querellante, totalmente desahogada en defensa de las migraciones, que marcan pautas y principios evolutivos de la Humanidad; porque, digo yo, la Humanidad está entrenada para migrar. Y en este sentido, la poesía de Miguel Fajardo se solidariza con la Creación que nos impulsa a seguir más allá de nuestra agotada y supero poblada mampostería. Miguel Fajardo es defensor de las migraciones. Todos descendemos de migrantes”.
El académico y poeta Adrián Díaz sostiene que: “Miguel Fajardo es poeta, querellante y migrante. Miguel Fajardo es un migrante de la poesía y de los espacios donde hay que luchar por la paz, el amor y la libertad. Es un andante que igual se lo encuentra en Chile o en Cuajiniquil; en Colombia o en Moravia, igual se lo encuentra poetizando espacios, tanto en Puriscal como en Liberia”.
Los poemas sobre el tema de los inmigrantes ha tenido una gran acogida entre los lectores de diversas partes, toda vez que se han estado publicado en revistas electrónicas en Chile, México, Colombia, Nueva York, Costa Rica.
LA VIDA ES UN MUNDO RECORRIDO
Las lágrimas siguen cruzando
el navío del retorno.
Continúa la ausencia
que no espera cielos pequeños.
Si te acusan de otros delitos,
aceptá que venís solo.
Todo sucedió después de las canciones,
detrás de la patria
que esconde los pasamontañas.
No te empeñés en regresar,
si todo está perdido.
Perdoná al desierto,
a la arena rebelde que huye del mar,
al final de las olas.
La vida es un mundo recorrido,
una sonrisa en espera,
calle de por medio que no se deja escribir.
Todo el sol es perfecto
para borrar las estrellas
en los uniformes de gala.
Los migrantes levantan
tiendas de sobrevivencia,
en terrenos baldíos
que pertenecen al Estado.
Ahora los reclaman
desde la indiferencia,
contra la tristeza errante
de los indocumentados del mundo:
“Ningún ser humano es ilegal”.
MIGRANTES EN LA TEMPESTAD
Los migrantes del mar Mediterráneo
se comieron los miedos
de las altas mareas sin destino.
Los troncos desgarrados
en el olvido o el recuerdo.
Las ráfagas de la tempestad
debajo de la sombra,
la fuga incomprendida,
lejos de la sangre.
Agobiados por la desnudez
en la ternura de los viajes,
el inframundo
esgrime la persecución
contra los presagios,
alejándose, mudo,
en las heridas sin milagros
ni sollozos
de alguien que se digne recibirlos.
Las fatigas aumentan,
fluyen
en los cuerpos temblorosos,
ante el miedo y la angustia;
al inicio sin palabras,
por el comienzo sacudido
de la pregunta recurrente:
¿Por qué han venido aquí?