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Lic. Miguel Fajardo Korea

Premio La Gran Nicoya

Guadalupe Urbina. La Llorona de Sardinal. Cartago: Poiesis Editores, 2024: 56. El título del texto narrativo de Guadalupe Urbina focaliza un contexto geoespacial en Guanacaste. Por ello, es un título marco, en el sentido que le da una apropiación al personaje de la tradición oral hispanoamericana.  Es la Llorona: SÍ, pero la Llorona de Sardinal.  Con ello, la narradora realiza una condensación de sentido y pertenencia. Asimismo, da un gran aporte a la tradición de la oralitura, como ha llamado Guadalupe Urbina, su invaluable recuperación de la femoria, inserta dentro de la cultura popular.

Guadalupe incluye el neologismo “Femoria, que utiliza la mezcla de la palabra femenina y memoria y significa la memoria que habla de las vivencias de las mujeres”.La descripción del ´pueblo en invierno es plástica: “Es el tiempo en que los animales salvajes de nuestro bosque seco tienen a sus crías, tiempo en que los árboles se cubren todos de hojas verdes, de pericos verdes y de garrobitas verdes que en el verano siguiente se convierten en iguanas gigantescas también verdes”.

La narradora incorpora muchos elementos de su entorno espacial: la gastronomía -comidas y bebidas-, el invierno, el verano, la flora, la fauna. las costumbres, los giros léxicos, las onomatopeyas, las frutas, los vientos, los charcos o los juegos infantiles.

El texto aborda los rasgos de los afroguanacastecos: “porque en el pueblo casi todos eran cholos, cholitos, como nosotros, que somos morenos con ojos achinados de indio y el pelo arrepentido como la abuela Lupe que era medio negra”.

Importante la figura de la abuela para continuar la oralidad: “El mejor descanso, el de media tarde, el de las tres y media, era la hora en que la abuela hacía pinol caliente, esa bebida que llamamos el tibio y la acompañamos con empanadillas rellenas de queso seco dulce de Bagaces. En ese momento, a la abuela se le soltaba la lengua y comenzaba a contar cuentos nuevos y otros que repetía una y otra vez como el de la Llorona”.

El hilo argumental de La Llorona es arquetípico, ya sabemos de los códigos patriarcales intrínsecos en dicha leyenda, así como su fatídico desenlace desde periodos antecedentes:

“Una noche sin luna el río había crecido, se bebió todas las nubes y plum se reventó. Esa noche los perros de la calle comenzaron a ladrar y los ojos de la gente que todo lo ven, vieron pasar a una mujer envuelta en una manta camino al río. Los perros de la noche gruñeron bajito anunciando que algo doloroso estaba pasando. La mujer lanzó un paquete a la corriente, mientras otra mujer bajaba corriendo como un venado suelto en dirección al mismo río. Era Carmencita González que gritaba…

Sin embargo, La Llorona de Sardinal, de la costarricense Guadalupe Urbina Juárez (1959), establece variaciones que le confieren nuevas vías creativas a la trama histórica convencional…

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