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El proceso de capacitación tarda 7 meses.

La Asociación Creciendo Juntos puso en marcha la segunda etapa del proyecto de Huertas Caseras. Se trata de 63 nuevas familias, de siete comunidades guanacastecas, quienes cultivarán en sus terrenos hortalizas para autoconsumo y comercialización con el fin de reactivar la economía después de haber perdido sus fuentes de trabajo a causa de la pandemia.  En esta segunda fase se continúa trabajando de la mano con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), mediante el conocimiento técnico y la supervisión que ellos brindan a los núcleos familiares.

Así, el proyecto llega a un total de 106 familias, considerando las que ya se tenían de la primera etapa y cuyo único propósito es encontrar opciones sostenibles para la generación de ingresos en las comunidades.

“En Creciendo Juntos somos conscientes que la crisis no ha desaparecido y la necesidad de tener alimentos sobre la mesa continúa.  El impacto de la primera etapa generó mucha esperanza en los habitantes de nuestras comunidades porque vieron que esta es una oportunidad de negocio rentable en tiempos duros de pandemia e incluso post pandemia, por ello hemos puesto en marcha una segunda etapa del proyecto, que esperamos sea tan exitosa como la primera”, comentó Elsa Bonilla, directora de la Asociación Creciendo Juntos.

La segunda etapa ofrece una capacitación para las familias en las que se les enseñará a cultivar de forma sostenible, es decir, con una técnica de cultivo amigable con el ambiente y que a largo plazo será de mayor beneficio ya que no daña los suelos con agroquímicos y no utiliza semillas de transgénicos.

A la segunda etapa del proyecto “Huertas Caseras” se suma la participación del grupo L360 Family, quienes brindan los fondos, a través de Creciendo Juntos, para que los participantes obtengan la capacitación teórica y de innovación para la nueva forma de sembrar; además, de aportar todos los insumos e implementos necesarios para crear las huertas. Las familias aportan sus terrenos y la mano de obra para alcanzar las cosechas.

Se utiliza una tecnología de riego de goteo y fertiirrigación, así como un paquete técnico avanzado de semillas que permite obtener un producto final de alta calidad, con una disminución del 45% en la carga química de pesticidas. Dichos cultivos logran una certificación de fitosanidad del Estado.

“Al existir una nueva forma de sembrar, tanto en los productos como en los procesos, se despertó el interés de muchos por volver a la agricultura; recibimos muchas llamadas de personas interesadas en ser parte del proyecto, si se abría una nueva etapa”, agregó Bonilla.

Resultados de la primera etapa

En la etapa inicial de este proyecto, se lograron resultados muy positivos, tanto a nivel de producción de los cultivos, como de ingresos para los participantes.

En total, se cultivaron 21.137,50 kilos de verduras y hortalizas en 34 terrenos, de 5.315 metros lineales de camas de cultivo de hortalizas sostenibles. Los productos se comercializaron en las redes sociales de los mismos productores, en sus comunidades y a concesionarios del mercado Chorotega, restaurantes y sodas, así como en la feria de Playas del Coco y dentro de las mismas parcelas.

“Mi esposo y yo nos dedicamos al transporte de estudiantes de una escuela privada y de unos trabajadores de una tienda de un hotel. A raíz de la pandemia nos quedamos desempleados, cero ingresos. Por medio de una amiga me enteré del proyecto de “Huertas Caseras” de la Asociación Creciendo Juntos, indudablemente llamé y gracias a Dios pude participar. Yo lo único que había sembrado son las plantas en mi jardín y en maceteras, pero este proyecto nos ha tenido tan ocupados que ha sido una terapia excelente a nivel emocional y verdaderamente un alivio económico en los momentos más duros. Además, estamos consumiendo productos saludables libres de pesticidas y hortalizas que más consumimos en Costa Rica y a nivel económico fue un alivio.

Nunca imaginamos, ni mi familia, ni yo, el impacto positivo que este proyecto causaría en nuestras vidas”, dijo Verania Chavarría, vecina y hoy agricultora de la comunidad de Carillo.

Al igual que en la primera etapa, las familias cosecharán para auto consumo y comercialización. Según el plan, la distribución de la huerta se divide en un 30% con productos menores (lechuga, culantro, rabanitos, ayote mantequilla, ayote kabocha, zucchini, vainica, repollo, cebollinos), los cuales serán cosechados en noviembre de este año, y un 70% sembrado de un producto mayor como tomate, cebolla, chile y pepino, al ser los de mayor consumo en la mesa de los guanacastecos, los cuales se cosecharán en enero del próximo año.

El alcance del proyecto impulsado por Creciendo Juntos, en ambas etapas, ha llegado a los cantones de Carrillo y Liberia, en las siguientes diez comunidades: El Triunfo, Guardia, Comunidad, Paso Tempisque, Palmira, Sardinal, San Blas, La Libertad, Artola y Corralillos. Todos los participantes contarán con un certificado por parte del MAG y Creciendo Juntos.


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