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La iniciativa incorpora acciones de restauración, investigación y conciencia ambiental

La iniciativa liderada en el Liceo de Colorado por parte de Rhizophora Club pretende revolucionar la educación y vincular la formación con la protección de los manglares, convirtiéndose en un modelo con potencial de replicarse en otros centros educativos del país.

La idea comenzó con una gira educativa, pero luego se convirtió en un proyecto de formación continua que conecta a los jóvenes con el manglar.

Todo inició cuando una docente de Estudios Sociales identificó una realidad preocupante: los estudiantes, aunque vivían en Colorado, conocían muy poco sobre su propio territorio.

Esa desconexión inspiró la creación de un puente entre el aula y la comunidad, uno que permitiera a los jóvenes salir al campo, observar, investigar y entender el entorno costero que forma parte de su identidad.

En esos primeros pasos nació la alianza que permitiría transformar la idea en un programa sostenible: el apoyo de Cementos Progreso y otras organizaciones vinculadas a la restauración de manglares.

La docente comprendió que las ideas, por sí solas, necesitan aliados para crecer, y fue así como el proyecto tomó dirección y estructura.

A finales de 2023 surgió la propuesta formal: crear un club estudiantil basado en la sostenibilidad, la educación ambiental y el aprendizaje comunitario.

En 2024 nació oficialmente Rhizophora Club, bautizado así en honor al género de árboles de manglar característico de la zona, cuyas raíces visibles simbolizan también la conexión profunda entre el territorio y sus jóvenes.

El club inició con estudiantes de noveno, décimo y undécimo año, pero su impacto fue tal que para 2025 se incorporaron también estudiantes de sétimo, quienes ahora pueden vivir el proceso formativo durante cinco años completos.

Actualmente, 20 jóvenes participan activamente, aunque la demanda supera por mucho ese número: más de 70 estudiantes solicitaron ingreso el año anterior.

“Rhizophora Club también ha demostrado tener un impacto vocacional. Varios exintegrantes que ahora estudian en la universidad aseguran que su paso por el proyecto marcó su elección profesional, especialmente en áreas ambientales, ingeniería o ciencias naturales. Incluso quienes estudian otras carreras mantienen una fuerte conciencia ambiental y social”, aseguró María Gabriela Monge, líder de la iniciativa.

El sueño, sin embargo, va más allá del Liceo de Colorado. La meta es que Rhizophora Club se convierta en un modelo replicable a nivel nacional. Aunque el Ministerio de Educación Pública aún no ha incorporado la propuesta, el equipo impulsa que pueda ser adoptada mediante alianzas entre instituciones públicas y privadas, garantizando su sostenibilidad sin depender únicamente del currículo oficial.

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