Monseñor Manuel Eugenio Salazar condenó la reciente expulsión de las misioneras de la Madre Teresa de Calcuta.
"Madre amorosa y madre poderosa, te suplicamos un milagro para Nicaragua", con esas palabras Monseñor Manuel Eugenio Salazar lanzó un llamado para volcar los ojos en el pueblo vecino de Nicaragua, condenando la violencia y pidiendo la liberación de los presos políticos.
“Estoy ofreciendo esta Eucaristía con todos ustedes y, de manera especial, por nuestro hermano pueblo de Nicaragua; por las situaciones difíciles que están viviendo; porque es nuestro vecino; porque soy Obispo fronterizo y, con nuestro hermano pueblo de Nicaragua, palpo, veo, oigo, sufro y escucho la problemática de los pinoleros”, dijo el obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, en su homilía de la novena a Nuestra Señora de los Ángeles, este jueves 28 de julio, en la Basílica, en Cartago.
“Condenamos la expulsión de Nicaragua y el trato dado a las hijas de la Madre Teresa de Calcuta; condenamos el acoso psicológico del que fueron víctimas y la pérdida de sus bienes, no de señoras ricas, sino de pobres al servicio de los pobres", agregó Monseñor Salazar, en un templo repleto de fieles de su diócesis y frente a una delegación de las Hermanas Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta, invitadas, como parte del grupo peregrino.
El pasado 6 de julio, un grupo de 18 religiosas de esta congregación cruzaron por el puesto de migración, en Peñas Blancas, Guanacaste, tras ser expulsadas por el Gobierno de Nicaragua; ahora, con apoyo de Monseñor Salazar, valoran abrir una nueva misión en Cañas con al menos seis religiosas, a fin de apoyar trabajos de evangelización y atención de los más necesitados.
En su homilía, el Obispo urgió la liberación de los presos políticos, además, pidió a la comunidad internacional intervenir para buscar una salida democrática al conflicto: "Suplicamos a los pies de La Negrita que la comunidad internacional intervenga para buscar soluciones democráticas, civilizadas, para el pueblo nicaragüense. Que Nicaragua no sea un problema geopolítico donde nosotros ponemos los muertos y las potencias nos vendan las armas”, dijo.