Carlos Arauz Ramos, Nicoya, Guanacaste
Gracias al buen Diosito, es una tierra de lindas y soleadas playas, de grandes y extensas llanuras, de bellas montañas, imponentes volcanes y caudalosos ríos. Es toda una naturaleza muy pródiga con una fauna y una flora muy propia y característica de esta linda tierra caliente. Es un pueblo generoso con identidad propia, simbolizada por su cultura, su himno, su bandera, su escudo, el legendario sabanero, sus bellas y hermosas mujeres, la marimba, su lenguaje regional y un frondoso e imponente árbol que, oteando los cálidos horizontes llaneros, se convierte en un indiscutible símbolo nacional. Es en síntesis una bella tierra con el alma inmersa en la herencia ancestral de un espíritu noble y sincero.
En este tiempo resulta oportuno valioso e importante, destacar en conjunto y en forma sencilla, algunas de esas cosas que han hecho tan especial esta cálida provincia sabanera. Sin duda alguna, esto nos permitirá en alguna medida revitalizar nuestros propios conceptos sobre esta región tan singular y principalmente engrandecer aún más nuestro sincero y profundo amor por esta tierra que no tiene comparación.
El ser guanacasteco
El guanacasteco por naturaleza es hospitalario, de carácter alegre, decidor y de gran imaginación. Racialmente es el producto del cruce que se operó entre los indígenas, los españoles y los negros que llegaron durante la colonia, mezcla que luego se nutrió también de otros importantes grupos que con el tiempo llegaron a la región.
El guanacasteco lleva en su sangre el alma de una tierra cálida, saturada de una pródiga naturaleza. Posee un espíritu que se manifiesta noblemente con plenitud dentro de una variedad esplendorosa de paisajes y contornos que románticamente invitan a soñar y a meditar. Es trabajador, alegre, franco y de una sonrisa espontánea. Es bondadoso, sincero y a la vez pícaro y sutil. Al guanacasteco le gusta mucho el baile, la música y la serenata romántica. Tiene especial afición por la guitarra, la marimba y vive con profunda intensidad las fiestas de sus pueblos.
El sabanero
El sabanero es por excelencia el personaje que más fielmente representa el ser guanacasteco. Es el hombre típico de la llanura. Es aquel jinete legendario de las sábanas, punto de partida de todo ese bagaje criollo lingüístico que engalana el habla guanacasteca y que se adorna en refranes, dichos, bombas, tallas y retahílas. Es decir, todo ese auténtico producto de un diario agudo observar y de un franco y armonioso convivio con la naturaleza.