En el 2017, el 65.1% de la matrícula en las carreras de Ingeniería fueron varones, mientras que en las de Educación el 69.2% de la matrícula correspondió a mujeres.

Este dato es arrojado por el III Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres en Costa Rica, investigación elaborada por el Instituto Nacional de las Mujeres, INAMU.

 De acuerdo con el estudio, la elección de las carreras para hombres y mujeres sigue estando marcada por estereotipos y roles de género que influyen en la forma en que los niños, niñas y adolescentes ven el mundo.

En el país, se encuentra que, en las carreras relacionadas con artes y letras, las mujeres representan un 60,3% de las personas matriculadas, mientras que en ciencias económicas representan un 60,2%.

En carreras socialmente tipificadas como femeninas, el porcentaje de mujeres matriculadas es aún mayor: en educación y ciencias de la salud representan un 69,3% de las personas inscritas.

Por el contrario, la mayor concentración de hombres se encuentra en carreras de las ciencias básicas con una representación del 71,5% e ingenierías con un 69,3%. “Es importante identificar las principales carreras en las que se matriculan las mujeres en la educación universitaria, pues es claro que esta elección está marcada por sesgos, prejuicios y mandatos de género.

Desde la infancia se ejerce un condicionamiento sobre las áreas que socialmente se han definido para un sexo u otro, dando como resultado que las mujeres terminen optando por carreras tradicionalmente femeninas con menor reconocimiento económico y social, y que posteriormente deban acceder a empleos de menor calidad y de baja remuneración”, enfatizó Patricia Mora Castellanos, Ministra de la Condición de la Mujer y Presidenta Ejecutiva del INAMU.

Según la Encuesta Continua de Empleo (ECE), durante el III trimestre del 2018, la participación de las mujeres en el ámbito laboral alcanzó un 47.8%, mientras que los hombres un 74.3%, lo que quiere decir que, en ese mismo periodo, el porcentaje de desempleo femenino fue superior al de los hombres. “Las mujeres duplican el porcentaje de hombres que se dedican a los servicios y ventas, siendo de las ocupaciones con mayores niveles de informalidad y baja calificación, lo que repercute directamente en sus ingresos.

En promedio la participación de las mujeres tanto en empleos independientes como asalariados se caracteriza por ingresos más bajos que los que perciben los hombres”, manifestó la Ministra.

Todo esto afecta de manera directa la brecha salarial entre hombres y mujeres que persiste en el país. En general, en el 2016 las mujeres percibieron 12% menos salario que los hombres, brecha que se acentúa en el sector privado donde ese mismo año incluso recibieron 18% menos salario que los hombres.

“Datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), evidencian que a partir del 2013 esa brecha viene en aumento, alcanzando en 2016 una diferencia significativa de 11,7 puntos porcentuales, lo que quiere decir que en general las mujeres perciben aproximadamente 12% menos de salario que los hombres, independientemente de la posición en el empleo”, finalizó Mora.

La división sexual del trabajo continúa limitando el acceso, permanencia y crecimiento laboral de las mujeres, lo que afecta de manera directa el desarrollo económico y social de ellas y de sus familias.