Guanacaste ha saboreado las mieles de la fama y la fortuna, pero también ha conocido el sin sabor que deja atrás una recesión económica. Es un destino turístico consolidado, que no deja de aprender y así se lo demostró el 2017, un año que tomó por sorpresa a la industria sin chimenea cuando la llegada de turistas se desaceleró.

El principal puerto de entrada de la provincia dejó de percibir un 8,2% de pasajeros, lo cual significó 46.794 turistas menos, de acuerdo con datos del Instituto Costarricense de Turismo (ICT).

En la Cámara de Turismo de Guanacaste (Caturgua) manejan algunas teorías sobre los factores que pudieron incidir en la reducción, entre los cuales destacan el cambio de gobierno en los Estados Unidos. Sin embargo, reconocieron  que no cuentan con los elementos para asegurar cuáles fueron las causas que hicieron que el turismo bajara.

Pese a ello, el inicio del verano 2018 ha dado un respiro al sector, pues los indicadores mejoraron con respecto al año pasado. No obstante, Aileen Ocampo Fernández, presidenta de Caturgua indicó que las cifras no se asemejan a los obtenidos durante el 2016.

Los meses de enero, febrero y marzo han tenido un buen comportamiento en cuanto a visitación, no así con la llegada de abril, mes en el cual se empieza a sentir una baja.  En los dos primeros meses del año fue de 127.675 pasajeros, la mayoría de ellos procedentes de los Estados Unidos, según el ICT.

Revivir la experiencia del año pasado, genera temor en el sector el cual se encuentra con las manos atadas, ante la carencia de datos e información oficial que les permita tomar decisiones.

En Caturgua han creado una serie de comisiones para el desarrollo de un plan de mercadeo turístico; recibieron una consultoría por el Ayuntamiento de Turismo de Zaragoza, España y sumarán esfuerzos con el sector académico, específicamente con la Universidad Técnica, la Universidad de Costa Rica, la Universidad Nacional y la Earth.

La oferta en actividades debe enfocarse hacia un turismo de experiencias, aunado con el componente de bienestar, es decir, estar bien consigo mismo tanto mente, cuerpo y espíritu.

Ocampo reconoció que Guanacaste siempre ha tenido producto turístico. La oferta tradicional está constituida por el ecoturismo, el turismo de aventura y sol y playa y a partir de ellos se crearon nuevos productos innovadores, que en el caso de la provincia es la incursión en el turismo de bienestar .

“El turista no quiere ir a observar los bailes típicos, o degustar la gastronomía, quiere ser parte de y experimentar esa vivencia que no tiene en su país de origen”, señaló Ocampo.

Precisamente esas son alguna de las virtudes que ofrece Guanacaste, en su extensión de tierra y costa puede brindar una nutrida oferta para todos los gustos. Se puede experimentar el folclor propio que no se encuentra en otros destinos del país, ofrece mar y playa, así como aguas termales, la sensación de gozar el calor y a su vez la frescura que ofrece el adentrarse en la montaña realizando algún tipo de actividad de aventura. 

Al igual que su variada oferta, el perfil del turista que visita Guanacaste ha evolucionado con el paso de los años, en un principio lo conformaban grupos especializados en pesca, parques nacionales, buceo, que entraban por medio de charters. Luego se caracterizó por venir a la provincia a invertir y a hospedarse en hoteles todo incluido. En los 2000, algunos decidieron quedarse y tener su segundo hogar.

El nicho edad del visitante se mantiene entre 25 y 50 años, con ingresos clase media alta, pero con otra intención, menos inversión y gasto y más turismo familiar. Además, el turista que visita Guanacaste lo hace por menos tiempo. Esta realidad hace que el sector replantee nuevas acciones para atraer por más días al turista mediante experiencias.