Melissa Solís Cordero | Periodista Periódico Mensaje
Un enamorado de su tierra, pero sobre todo de las ganas de vivir a través de las cuerdas y sonidos musicales, y que posee una sed de denunciar todos aquellos temas que enrumben a su Guanacaste hacia un camino mejor. Maximiliano “Max” Goldenberg ha sido un portador, por excelencia, de la música guanacasteca; es oriundo de Liberia y actualmente, vecino de Nicoya.
Respira música desde los ochos años, cuando comenzó a cantar acompañado de la guitarra de su tío Adán Guevara, quien fue compositor. Max tocó acordeón, flauta dulce, armónica, pero al final se quedó con el canto, su requinto y la guitarra.
“Cuando uno vive en un entorno tan bello, como es Guanacaste, no le queda más remedio que enamorarse de la vida y de la música”, enfatizó Max.
Max deseaba expresar sus vivencias y la de su querida Guanacaste, mediante la música. Con el respaldo de sus sobrinos Fidel y Jaime Gamboa, y tomando en cuenta la referencia de su hermano Francisco, él emprendió su carrera musical de forma profesional.
Las letras de las canciones de Max están llenas de frases con doble sentido: “Trato de plasmar el sentimiento guanacasteco de la vida del campo, de los coyolares, de la convivencia familiar, y los combino para filtrar de una forma jocosa, mi visión social, porque entre broma y broma, y en serio, se dicen las verdades sin medias tintas”.
Compone de una manera muy particular. Tal vez guiado por el canto de un pajarito que está en el palo de mango o por el olor de las orquídeas, Goldenberg silba una tonada y a partir de ella escribe.
Ha escrito sus canciones y su música inspirado por sus propias vivencias. “A veces uno compone primero la música y luego, comienza a tocarla para ver que te dice la música y el tema a seguir”, dijo.
Para él, no hay nada inventado. Es un privilegiado, porque sus musas son sus nietos, su esposa, los venados cola blanca que hay en la finca La Chorrera o los congos que gruñen enojados o enamorados, dependiendo de la época del año.
Max es integrante de la agrupación “Los Unto”, quienes han compuesto, arreglos cuyo tema son algunos pájaros de la zona como: chachalacas, sorococas, el colibrí, etc.
De joven fue músico callejero y popular; cuando se acercaba a sus 40 años, fue cuando tuvo el atrevimiento de componer su propia música. “La música es una forma sublime de comunicarse con la gente que quieres y no quieres. Un reto de dar el mensaje adecuado”, indicó.
Para 1973, participó en la X edición del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Berlín, interpretando canciones guanacastecas, y donde compartió escenario con su hermano Francisco, Luis Enrique Mejía Godoy, y Rubén Pagura, entre otros.
Entre otros temas que denuncia en sus canciones están: la lejanía, la congoja, e incluso, hace llamadas de atención al amor digital (abuso de los celulares).
Entre sus piezas de mayor aprecio están: “Sorococa de la noche” dedicada a su nieta Sofía, y otras dedicadas a su esposa, como “Ausencia” y “Mariposita”.
Cuando Max no está sumergido en la música, lo cual casi no suele suceder, de vez en cuando se mete a su tallercito a lijar algún pedazo de madera. “Pero en vez de llenarme de colochos, prefiero llenarme de cuerda y sonido musical”, manifestó.
Reconocimientos
Para el año 2007, Max Goldenberg y Medardo Guido recibieron un Premio ACAM (en la categoría: Compositor / Autor del año Música Típica) por las obras contenidas en la producción: “Al pie del balcón”, para varios intérpretes.
En el año 2010, Max grabó el álbum (junto a Fidel Gamboa, Jaime Gamboa, Paco, Goyo y Malpaís): “La Canción de Adán” (el disco acompaña el libro de cuentos: “La orquesta imposible”, de Jaime Gamboa. Ese mismo año, emprendió la gira: “Cantos y Cuentos de Guanacaste”, junto a Olman Briceño y Luis Barrantes.
En el año 2014, representó a Costa Rica en el Festival de Cultura Hispánica, efectuado en España y Cuba, respectivamente.
Nueva producción “El ermitaño”
Luego de estar engavetada, por más de seis años, su producción discográfica “El ermitaño”, por fin salió a la luz, cuando presentó el pasado mayo, las canciones del nuevo álbum junto a Malpaís, en el Teatro Melico Salazar. Un proyecto que Max acoge con un cariño infinito, al crearlo junto a su sobrino, Fidel Gamboa.
“Fidel al igual que yo era un “querendón” de la música de Guanacaste, queríamos poner énfasis en un conjunto de piezas a base de sonidos interpretados por banda sinfónica; aprovechando que cada Municipalidad de Guanacaste tiene una propia. Además de rescatar que años atrás, se escuchaba mucho música con banda sinfónica”, aseguró Max.
“Una de las piezas que entran en el disco es justo El Ermitaño, ésta me identifica con la música guanacasteca y es de alguna forma, una queja, de por qué nosotros estamos tan dejados de la mano de Dios y de los dirigentes políticos, en relación con todas las cosas que ocurren en la provincia. Es un estado de ánimo que se refleja en la canción y es parte de una serie de canciones que hice de denuncia social”, expresó.
Ermitaño es alguien que se recoge para no participar de nada, porque está protestando de lo que está pasando en su zona de hábitat; se encierra en sí mismo.
La producción está compuesta de 10 piezas de un total de 100 que quedan por trabajar. “Soy miembro de la UTM (Unión de Trabajadores de la Música) y acabo de ganar una dotación para grabar otras 12 piezas diferentes a las de El ermitaño”, comentó el guanacasteco.
En octubre próximo, Max junto a Malpaís reproducirán el concierto del lanzamiento del disco, en el Parque Vive.
En la agenda de la Municipalidad de Nicoya, en honor a la festividad de La Anexión, Max será el artista que cerrará el concierto del propio 25 de julio, en el Parque de La Anexión.