- Las poblaciones de tortugas marinas son cada vez más amenazadas por el aumento de su captura accidental durante la pesca, erosión de las playas donde anidan, cacería ilegal para el trasiego de su carne y caparazón y robo de sus huevos.
Ante este escenario, las áreas protegidas se convierten en su resguardo, pero también constituyen un foco de atracción para el turismo. Luis Diego Alfaro, investigador del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre, junto a Nelson Espinoza Mora de la Maestría en Ciencias Marinas y Costeras y Carlos M. Orrego del Ministerio de Ambiente, desarrollaron una metodología para estimar el área de observación responsable de las tortugas marinas durante su proceso de anidación, tomando como punto de partida el Refugio Nacional de Vida Silvestre Camaronal, ubicado en Guanacaste.
En una playa de 3 kilómetros de longitud, anidan cuatro especies de tortugas marinas que visitan el Pacífico de Costa Rica: la baula, la verde o negra del pacífico y la lora. Sin embargo, la L. olivácea conocida como la tortuga lora es la más abundante, y sobre la cual se concentran los mayores esfuerzos de conservación en el sitio.
Para este estudio se utilizaron los arribos registrados entre 2013 y 2015: 2429, 6323 y 6763 arribos respectivamente. Los arribos ocurrieron con mayor frecuencia durante el período lluvioso, mientras que durante el período seco se reportaron meses con menos de 10 arribos. Además, bajo influencia de la luna menguante se dieron la mayor cantidad de arribos en contraposición con la luna nueva.
De acuerdo con la investigación, las fases de anidación en tortugas marinas son claves para mantener la conservación de las especies, pues corresponden al proceso de producción de nuevos individuos. “Cada fase en la nidificación cumple un objetivo para garantizar el éxito de eclosión de la camada; por ejemplo, el tiempo dedicado a la construcción del nido permite darle profundidad al mismo y generar varias capas de huevos, de los cuales aquellos que ocupen las capas inferiores tienen mayores posibilidades de eclosionar debido a que mantienen una temperatura y una humedad adecuada y son menos susceptibles a la depredación y la extracción”, cita el artículo publicado en el volumen 31 de la Revista Ecología Austral.
“Nuestra investigación sugiere que debe mantenerse un número precautorio de turistas observando el proceso de anidación para no aumentar los tiempos de cada fase y no afectar la dinámica poblacional de las tortugas marinas. El área propuesta para observar a las tortugas marinas en el sitio Camaronal fue 51.4 m2 y el área de observación de una tortuga marina corresponde a un círculo promedio de 500 m2 en grupos turísticos de 10 personas como máximo. El comportamiento de anidación no se vería alterado significativamente mientras se respete el tamaño de grupo sugerido”, indicó Alfaro.
La información obtenida en esta investigación puede ser replicada y adaptada en otras áreas protegidas en Costa Rica, a través del plan de manejo como instrumento de planificación de la gestión de las áreas silvestres protegidas y el plan específico de turismo, el área de observación de tortugas podría ser monitoreada a través de la aplicación de la guía de efectividad de la gestión de las áreas silvestre protegidas que tienen como objeto de conservación a las tortugas marinas.