Por Hernán Imhoff. Presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de Playa Tamarindo.
El impacto de la Pandemia de COVID-19 en el sector turismo fue devastador. Muchos pequeños negocios cerrados, parálisis en la industria aeronáutica y los viajes de cruceros que se tradujeron un mayor desempleo, una reducción en la demanda de bienes y servicios de la “industria sin chimeneas” y una zozobra de la cual aún somos partícipes.
Una situación, inédita en nuestro país en las últimas décadas, puso de cabeza a este segmento de la economía que ya estaba entre los principales generadores de empleo y riqueza en Costa Rica que había logrado posicionarse mundialmente como un destino predilecto para áreas como los amantes del surf, seguidores del conservacionismo y la sostenibilidad, así como otros rubros dedicados a la organización de congresos internacionales.
En principio cuando en marzo pasado tuvimos los primeros casos de COVID-19 las autoridades del Ministerio de Salud, con muy buen tino, procedieron casi al cierre total de la economía. Esa decisión, sin lugar a dudas, evitó una catástrofe mucho mayor que de seguro hubiera aumentado la cantidad de infectados y fallecidos.
Ahora con la experiencia de estos ocho meses hemos aprendido a implementar soluciones que, al mismo tiempo, reducen las posibilidades de contagio y; al mismo tiempo, permiten retomar el ritmo de las actividades económicas que tanto se ocupa para ir bajando los niveles de desempleo.
En el caso de Playa Tamarindo la gran mayoría de los hoteles y otros establecimientos de alojamiento exigen a los huéspedes cumplir las indicaciones gubernamentales a los respectos sabedores de que el mejor negocio en este momento es proteger al cliente.
La combinación de ambos factores –sanitarios y económicos- es el mejor balance que podemos tener cuando se trata de hacer un balance general de cómo debemos enfrentar este emergencia sanitaria de una manera inteligente.
El sector turismo ha demostrado un alto grado de colaboración para sacar la tarea adelante con acciones muy concretas como la campaña de “Mi cantón trabaja y se cuida” muy pronta a iniciar en Santa Cruz de Guanacaste con el apoyo de la Municipalidad.
Las señales que hemos dado de total apoyo deben ser respaldadas con decisiones de Política Pública realistas que permitan avanzar en la gestión empresarial en medio de la llamada Nueva Normalidad.