- El aleteo de las aves podría provocar un efecto aerosol en las heces portadoras de la bacteria Chlamydia spp., capaz de enfermar a las personas.
Por Johnny Núñez Z/Periodista. O.C-UNA
La manipulación inadecuada de las excretas, secreciones o cadáveres de aves, reptiles, anfibios y mamíferos podría pasar de una tarea cotidiana a una seria complicación de salud, tanto en animales como en personas. La investigación realizada por el Programa de Medicina Poblacional de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (Medpob-UNA) halló la presencia de la bacteria Chlamydia, la cual ha causado la muerte de aves, y por su potencial zoonótico se ha transmitido y ha enfermado a dos personas de gravedad.
Antony Solórzano, bajo la tutoría de Gaby Dolz, coordinadora de la Maestría en Enfermedades Tropicales de la UNA, realizó este estudio con el fin de detectar y caracterizar la bacteria Chlamydia en aves domésticas y silvestres, reptiles y mamíferos de Costa Rica. Como parte del trabajo, encontró en distintos grupos de aves domésticas, sobre todo en muestras de aves de traspatio asintomáticas y en menor cantidad en aves de producción industrial, como también en aves silvestres (en cautiverio o de vida libre) la bacteria Chlamydia psittaci.
En dos pollos de producción industrial y en un pavo de traspatio se logró determinar, por primera vez, a nivel latinoamericano, la presencia de C. psittaci genotipo A, la cual ha sido descrita a nivel mundial como una zoonosis de alta virulencia. Estos hallazgos en aves de producción tecnificada y en grupos de aves de traspatio, con manejo menos tecnificado, pone en riesgo la salud de las personas que las manipulan. “La bacteria se elimina en el caso de los animales, en las excretas, pero también en fluido lagrimal, nasal y oral y es liberada en forma intermitente, sobre todo si el ave se encuentra en un momento de estrés o inmunosupresión; mientras que en las personas el contagio se produce por inhalar el aerosol de las heces a la hora de limpiar las jaulas, el ave aletea sobre sus excretas, si las personas besan a sus mascotas, o cuando las aves se sacrifican en los mataderos”, indicó el tesiario.
Solórzano aseveró que también se halló la presencia de Chlamydia suis en porcinos, Chlamydia gallinácea en pollos de traspatio y Chlamydia pneumoniae en serpientes, agentes potencialmente zoonóticos.
Similar a la influenza
Alguna sintomatología visible en los animales es la pérdida de peso, lagrimeo o salida de fluidos por los orificios nasales; sin embargo, el diagnóstico final de la presencia de la bacteria se determina en el laboratorio. En las personas, las complicaciones más graves se manifiestan en aquellas inmunosuprimidas, cuyos síntomas son similares a la influenza, que de no tratarse con antibiótico podría producir graves complicaciones como endocarditis, encefalitis o insuficiencia renal, entre otras. “Si bien las bacterias se combaten con antibióticos, generalmente la enfermedad no es reconocida por los médicos; además, en el caso de C. suis se han encontrado genes de resistencia al antibiótico que la podrían convertir en una super bacteria”, alertó el investigador.
Datos del Laboratorio de Zoonosis de la UNA señalan que hasta el momento en el país se han reportado tres casos de clamidiosis en personas; dos personas que presentaron una enfermedad grave y otra que presentó problemas respiratorios por mucho tiempo hasta ser diagnosticada y tratada con antibióticos contra clamidiosis. Uno de los principales inconvenientes es que el protocolo en salud pública de los hospitales no considera a la bacteria Chlamydia en su plan de abordaje.
Alertar y concientizar
Al igual que las recomendaciones para prevenir el contagio por la covid-19, la clamidiosis se puede evitar si las personas usan mascarilla y guantes, a la hora de recoger las heces de las aves; además, previniendo su aerosolización al humedecer los materiales de desecho con una solución desinfectante, o al menos con agua y jabón antes de su remoción. En caso de que el animal fallezca se recomienda aplicar el protocolo de mascarilla y guantes, para enterrar el animal. Si no hay otra opción que depositar el cadáver en la basura, lo ideal sería meterlo en una bolsa roja que indique que contiene material infectocontagioso.
Solórzano resaltó que este estudio también busca alertar y concientizar a las personas que trabajan de forma directa con estas especies en veterinarias, granjas de producción avícola y porcina, tiendas de ventas de mascotas, zoológicos, albergues de fauna silvestre y a las personas que conviven con aves, sobre los riesgos de la bacteria para la salud humana y animal, donde la idea no es sacrificar a las especies, sino que la clave se encuentra en la prevención y el acatamiento de las medidas de bioseguridad debido al contagio por vía aerógena (uso de mascarilla y guantes).
Como recomendación general, Solórzano recomienda a la población evitar el contacto físico con animales de los zoológicos o refugios de fauna, y si la persona decide comprar aves en las tiendas de mascotas, solicitar al propietario del local, un certificado que el animal se encuentra libre de Chlamydia spp., si no es así, evite comprar el ave, antes de lamentar un problema de salud en usted o en alguno de sus seres queridos.