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Se estima que cada 12 horas se registra un caso nuevo de cáncer de cérvix en el país, sin embargo Costa Rica es el segundo país con menos muertes debido a esta enfermedad, según la CCSS.

Cada año se conmemora este día, con el fin de establecer acciones de concientización e información sobre la importancia de efectuarse controles ginecológicos para evitar enfermedades, entre ellas, el cáncer.

 El cáncer de cuello de útero se produce por un crecimiento anormal de las células del cuello del útero y es causado por algunos de los muchos tipos de VPH- Virus de Papiloma Humano.

El VPH es un virus muy común que se transmite generalmente a través de las relaciones sexuales sin protección. En la mayoría de los casos, el virus desaparece solo. Pero si la infección persiste, puede producir lesiones que con los años pueden convertirse en cáncer.

Todo comienza con las lesiones precancerosas, las cuales son alteraciones de las células causadas por los VPH oncogénicos. Se estima un promedio de 10 años de evolución desde las lesiones precancerosas hasta el cáncer.

Existen lesiones llamadas “de bajo grado”, y lesiones llamadas “de alto grado”. Se considera que recién a partir de las lesiones de alto grado existe la posibilidad de evolución a un cáncer.

Costa Rica está posicionado como el segundo país de Latinoamérica con menor índice de mortalidad por dicha enfermedad, según el Observatorio Mundial del Cáncer (GCO por sus siglas en inglés), sin embargo cada 12 horas se registra un nuevo caso en el país.

El cáncer de cérvix en las últimas tres décadas ha decrecido en un 54% y la mortalidad en un 48%, reveló la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS). La mortalidad que se reporta desde 2017 es de 5,9 por cada 100 mil habitantes.

¿Cuáles son los síntomas? 

Las lesiones precancerosas y el cáncer en sus estados tempranos de aparición,  generalmente no producen síntomas.

¿Se  puede prevenir? 

Sí. Este tipo de cáncer producido en el cuello de útero, se puede prevenir mediante la realización del Papanicolaou o PAP regular, que detecta posibles lesiones en el cuello del útero. Este análisis deben realizarlo todas las mujeres a partir de los 25 años, especialmente aquellas entre 35 y 64 años y cada dos años.

En caso de contar con lesiones precancerosas, se recomienda el seguimiento brindado por el médico y un PAP cada seis meses.