Miles de pacientes han pasado por su sillón odontológico, convencidos de la calidad en sus servicios y la atención. Ya suman 57 años del ejercicio de la profesión del Dr. Carlos Castro Meneses, en Nicoya.
Fue quien incursionó en las clínicas odontológicas, al instalar su consultorio en los años 60, cuando en Guanacaste todavía no existían. Se le conoce además por ser el primer odontólogo titulado de la UCR que llegó a ejercer a la provincia.
El pasado 8 de setiembre, se le rindió un homenaje durante la celebración del XII Congreso Nacional de Odontólogos, que se realizó en el Hotel Westin Playa Conchal.
Nativo de Boaco, una de las zonas ganaderas más conocidas en Nicaragua, a la mitad de las inmediaciones de Managua. Entre los años 1947-1952 tenía la aspiración de surgir, por lo que en dicha época cursó sus años de secundaria en el mejor internado de su país, el Colegio de Centroamérica. Tiempo después, su vocación por atender a las personas, lo llevó a estudiar en la Facultad de Odontología de la UCR.
Según comentó el Dr. Castro, de 72 estudiantes que ingresaron en su misma generación del 60 a la carrera, sólo tres lograron graduarse, siendo él uno de ellos.
“Tuve que hacer el examen de admisión, venía bien preparado y tenía mucha confianza en mí. Luego desde la secretaría me notificaron que estaba sobrado para entrar a la UCR, y me dijeron que ya me podría considerar alumno de la UCR. En ese entonces pagué de matrícula 45 colones. Luego me dijeron que si me quería quedar porque el Dr. Carlos Francisco Umaña Cordero estaba dando clases de fisiología y de una vez me fui a sentarme”, dijo el Dr. Castro.
Cinco años después, logró su Doctorado, tomando el título de la UCR debajo de su brazo, para regresar a su país natal.
Pero como decimos los ticos: uno pone pero Dios dispone. Durante los años 60, la lucha contra la Dictadura de los Somoza en Nicaragua se intensificó significativamente, así llevando al Dr. Castro a marcharse de nuevo, pero en esta ocasión, eligió emigrar a Nicoya.
Hoy muchos lo conocen como todo un nicoyano, fiel y amante de su nueva tierra que lo ha visto crecer en la odontología.
“Cuando llegué a Nicoya en 1961 no había corriente, sólo contábamos con una planta municipal, en la noche la ponían a las 6 pm y la apagaban a las 11 pm, y en el día no había nada de electricidad. Me vi en la necesidad de comprar una planta para poder trabajar, mañana, tarde y noche y tenía que encender y apagar la planta cada vez que atendía a un paciente”, expresó el Dr. Castro.
Hasta cinco años después llegó la electricidad fija a Nicoya, cuando llegó Coopeguanacaste.
Este es un simple ejemplo, de los retos y desafíos que ha enfrentado durante el ejercicio de su apasionante profesión, tal y como él la califica.
El Odontólogo, ha dejado su huella en el gremio y en sus miles de pacientes, que hacen que su edad no sea un límite para dejar de trabajar, al contrario, cada día que pasa hay una razón que lo motiva a continuar.
Conocido por muchos por su espíritu alegre y humilde. Es padre de tres hijos.
Eso sí, el Dr. Castro cierra el consultorio los fines de semana, encilla su caballo Castañuelo y disfruta de sus cabalgatas.
“Durante 30 años, de sábado a sábado, participaba en todos los topes de Guanacaste, Alajuela, Limón, de Puntarenas, disfrutando en ese ambiente de caballistas. Otra parte que llenó mi vida fue la pesca en familia”, afirmó el nicoyano.
Han pasado 57 años desde que el Dr. Carlos Castro Meneses decidió que su trabajo sería la odontología.