Por María Rosa López
Presidenta Asociación de Desarrollo Integral de Playa Brasilito, Santa Cruz, Guanacaste
Periodico Mensaje Luis Castrillo
Luego de muchos años de espera; por fin, la comunidad de Playa Brasilito tuvo un nuevo puente digno de una zona de gran desarrollo turístico que ha generado cientos de puestos de trabajo en todo el distrito de Cabo Velas, cantón de Santa Cruz.
Esa estructura era de la mayor importancia en vista que el anterior puente solamente permitía el paso de un vehículo a la vez; por esa razón, en temporada alta era común observar largas filas de automotores que debían esperar a que les cedieran el paso en un sentido o en otro.
Todos los que vivimos en esa zona celebramos con gran júbilo que el gobierno de la República haya podido culminar esa obra que dinamizará la economía local, además de facilitar el transporte de mercaderías y personas hacia sus lugares de trabajo.
Sin embargo, no podemos entender como la Dirección de Ingeniería de Tránsito colocó una señal de “No hay paso” en una calle aledaña de acceso a la ruta 180 justo en la entrada del puente. Esa decisión tiró por la borda buena parte de los beneficios del nuevo puente porque ahora unas 300 personas de barrio El Pastor y otros lugares en esa comunidad deben trasladarse unos dos kilómetros para salir a la calle principal sin importar que residen a pocos metros de la vía principal.
Quedamos atrapados
Ahora solamente se puede ingresar a esos sitios, pero no se puede llegar a la carretera a menos que el conductor se arriesgue a una multa de tránsito. Para colmo de males la vía alterna se encuentra en pésimas condiciones y; además, son comunes las inundaciones especialmente en época invierno.
Los grandes perjudicados con esta decisión de Ingeniería de Tránsito son los vecinos que ahora sufren un calvario para movilizarse, pero también se ocasiona daño a dueños de negocios, cabinas, hoteles y otros comercios que verán como los clientes prefieren irse a otros establecimientos con mejores vías de tránsito.
Estamos frente a una pésima señalización que a todas luces parece que se decidió desde un escritorio en San José, sin considerar las condiciones propias del lugar, ni mucho menos la opinión de los afectados.
Una falla imperdonable cuya responsabilidad ahora nadie quiere asumir debido a que; como es usual, ningún funcionario o dependencia gubernamental asume como propios los impactos negativos de esos contratiempos que recaen sobre los vecinos, máxime que los burócratas ya se fueron para San José luego de cortar la cinta el día de la inauguración