Actualmente, la educación se sitúa en el epicentro del progreso tecnológico y la digitalización, lo que ha generado cambios en sus patrones operativos y estratégicos, pero también ha fortalecido su capacidad para contribuir a la construcción de una sociedad más resiliente, inclusiva y pluralista.
En respuesta a este panorama, entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) consideran que América Latina debe abogar por la implementación de modelos educativos híbridos para mejorar significativamente los procesos de enseñanza-aprendizaje.
“La educación continua, colaborativa, interactiva y a distancia es clave para impulsar la innovación y la competitividad en la región. Si se les otorgan los recursos necesarios, los estudiantes pueden mejorar su desempeño académico, personal y profesional. Por esta razón, es necesario implementar medidas para incrementar el acceso y uso de la banda ancha”, explicó Joshua Sibaja, gerente de cuentas del sector público de Cisco.
Contar con una infraestructura digital adecuada es el primer paso para dar el gran salto hacia la transformación de la educación. Según la Organización de las Naciones Unidas, cerca del 65% de las escuelas primarias y el 75% de las secundarias disponen de equipamiento informático en la región latinoamericana.
Investigaciones de Cisco han determinado que las políticas educativas digitales deben trabajar desde una visión de la tecnología como un elemento central para el funcionamiento de los centros educativos.
En este sentido, los programas de conectividad deben garantizar que estudiantes y docentes cuenten con un sistema sólido que respalde la colaboración y el acceso a recursos didácticos. Para ello, es importante considerar los siguientes principios:
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Crear entornos de aprendizaje híbridos: Los entornos educativos deben permitir la enseñanza y el aprendizaje en cualquier dispositivo, lugar y momento. Por ende, deben ser inclusivos, flexibles, inmersivos y altamente accesibles para que los estudiantes aprendan, trabajen e investiguen sin limitaciones.
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Construir campus inteligentes: Las instituciones educativas necesitan mejorar sus sistemas de seguridad física, iluminación, gestión de energía y uso del espacio mediante una red sólida y segura, junto con capas de acceso Wi-Fi, que permitan trabajar en conjunto con las arquitecturas del Internet de las Cosas.
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Asegurar el acceso a la tecnología: Las entidades educativas deben reevaluar sus planes de estudio para preparar a los estudiantes en las competencias técnicas y habilidades esenciales para el dominio de las nuevas herramientas e innovaciones.
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Generar una identidad digital: Las instituciones educativas deben estar menos ligadas a sus inmuebles e instalaciones físicas y apostar más por la construcción de plataformas híbridas, colaborativas, seguras, interoperables, escalables y flexibles, que generen un sentido de pertenencia en sus miembros.
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Desarrollar una estrategia digital: La infraestructura tecnológica de las organizaciones educativas debe definirse con base en las necesidades específicas de la institución, lo cual implica considerar elementos clave como conectividad, seguridad, almacenamiento, entre otros.
Para Sibaja, es necesario que los programas de conectividad en las escuelas se desarrollen de la mano de una visión política de la importancia de la conectividad escolar, y respaldados por planes y financiamiento adecuados.
“El uso diario de herramientas tecnológicas es clave para obtener los beneficios que la innovación y la colaboración permite desarrollar hoy en ámbitos como el educativo. Por ello, se requiere que las autoridades construyan ambientes conectados e inteligentes que renueven los procesos de enseñanza-aprendizaje, al mismo tiempo que preparan a los estudiantes en las competencias y habilidades que demanda el futuro”, puntualizó.