El Prof. Medardo Guido Acevedo (Guanacaste, 8 de junio de 1912; 17 de mayo del 2007). Vivió casi 95 años.
La vida ofrece posibilidades de realizaciones insospechadas. En ese sentido, le agradezco al Creador las diversas tareas culturales que he podido concretar, a favor de la recuperación de la obra artística de singulares artistas de Guanacaste.
Aún recuerdo la primera visita a su casa de habitación en el centro de Bagaces. Sacó un enorme cajón, que contenía cientos de manuscritos y hojas con poemas, canciones y notas. Lo guardaba debajo de su cama. Quedé anonadado al ver tan vasta y significativa producción artística.
Él me manifestó su absoluta confianza en mi trabajo sistematizador. Adujo que se sentía orgulloso que yo emprendiese esa titánica tarea. Siempre agradeceré a don Medardo esa confianza intelectual y espiritual en mí.
Las Municipalidades de Guanacaste colocaron una placa en la peana del parque Mario Cañas de Liberia. El texto de mi autoría, dice así: “Prof. Medardo Guido Acevedo. Hijo Ilustre de Guanacaste: Fajina del alma, perenne y abierta para sembrar en el grito cantares eternos, jineteados por las voces de nuestra tierra”.
La vida como búsqueda humana y creativa; como espacio de fuego en el ideal interior del ser humano es una convicción firme y honesta, que rigió el hacer artístico regional, popular y nacional del Prof. Medardo Guido Acevedo.
Con una formación sólida desde sus años en el Colegio Salesiano; respaldado por un magisterio poco común de 61 años dentro de la vida educativa costarricense, rompió los parámetros convencionales de un ciclo programado para el ejercicio docente. Don Medardo fue designado EDUCADOR DISTINGUIDO de Costa Rica, en 1953, galardón compartido con la Prof. Lilia Quesada Orozco.
Su sabiduría acumulada fue luz para incontables generaciones privilegiadas de sus alumnos, quienes bebieron de su fuente magisterial de excepción. Trabajó 47 años en la enseñanza pública y 14 años en la escuela de la hacienda “El Pelón de la Bajura”.
Su veta artística fue inagotable. Dentro de su registro musical hay ritmos de danza, contradanza, tambito, boleros, corridillo, pasillo, aires de punto, motivos regionales que sustentan su trabajo sin prisa, pero sin tregua, a lo largo de ocho decenios intensos.
Una vida de casi 95 años, con múltiples actividades, honestidad espiritual a prueba de siempre, son emblemas que expone dentro de su singular biografía este artista de la melodía y la palabra; este trovador de Guanacaste, cuya obra signa uno de los momentos estelares de la creación nacional. Para don Medardo, la literatura fue una religión, porque el artista nace con la inspiración divina.
Sobre el trabajo de Medardo Guido, la recordada educadora María Leal de Noguera adujo que él era un “forjador de almas, creador de ideales”. Igualmente, Aníbal Reni, un escritor con quien Guanacaste tiene una gran deuda cultural expresó: “Este es uno de los últimos chorotegas que ojo avizor y soslayo perenne, atisba en cuclillas y en suspenso todo lo que nadie oye… ¿Qué más pedir si todo es alma?”
Medardo Guido le dio dinamismo y promoción artística a Costa Rica, desde Guanacaste, durante 80 años. Lo hizo sin aspavientos, pero con honestidad humana e identificación raigal con su Guanacaste auténtico. La música, el arte, la poesía y su cabal sentido holista lo supieron mantener jovial, solidario y preocupado por el quehacer artístico de su amada tierra regional.
Muy honrado con su poema-homenaje “Ofrenda lírica”, escrito el (15-12-1995), el cual me exigió, con vehemencia, que se debía incorporar al libro “Cantares de pampa”. Hubo que complacerlo.
Su honestidad espiritual, a prueba de siempre, es un emblema de la singular biografía de este auténtico trovador guanacasteco. Ejerció el magisterio 60 años, dispuesto a compartir su sabiduría. Conversar con él era otro magisterio. Una lección de vida desde la llanura, sin falsas poses o soberbia intelectual.
La voz plural del Prof. Medardo Guido Acevedo fue la de un guayacán del espíritu. La de un guanacastón en las dimensiones del llano. Ingresó en la GALERÍA DE CULTURA POPULAR COSTARRICENSE, en uno de los pocos homenajes de la oficialidad. En dicha ceremonia, me correspondió leer el discurso de su presentación en el Teatro 1887, CENAC, el 6 de setiembre de 1995.