El pueblo santacruceño desde principios del siglo XIX le profesa devoción al Santo Cristo de Esquipulas; esta experiencia de fe con el paso de los años se ha extendido a los diversos pueblos de la provincia de Guanacaste y hoy en toda nuestra patria encontramos fieles devotos que celebran su vida al calor y en la compañía del Santo Cristo Negro.
Como respuesta a esta celebración eclesial nuestros obispos en Costa Rica, tomaron la decisión de elevar la Parroquia de Santa Cruz, con el distintivo de Santuario, de ahí que el pasado 15 enero del 2002, en consideración a la fe y peregrinación de los devotos al Santo Cristo de Esquipulas se nos ha erigido como Santuario Nacional.
Por el año de 1760, llegaron al sitio los hermanos Miguel y Basilia Ramos, ambos de origen español. Una de las hijas de don Miguel llamada Bernabella, se casó y se fue a vivir por la margen derecha del río Diriá (al oeste de la actual ciudad). Al parecer la piadosa mujer mandó a colocar una gran Cruz en el patio de su casa y hacia venir al cura de Nicoya a dar misa, por lo que con el tiempo este lugar se conoció con el nombre de Santa Cruz.
Los terrenos en donde se encuentra la actual ciudad fueron donados por esta noble mujer y su creación tiene un origen inminentemente religioso por estar vinculada a la veneración del Santo Cristo de Esquipulas. En la escritura referente a dicha donación se advierte: “Los vecinos debían erigir una iglesia dedicada al Santo Cristo de Esquipulas y dar sepultura a los descendientes de los donantes hasta la quinta generación”.
Para el año de 1805 fue terminada la ermita de adobes, situada en el mismo lugar de las palmas de coyol, donde según la leyenda se encontró la imagen. La nueva población llevó el nombre de Santa Cruz y se distinguía por Santa Cruz viejo y nueva Santa Cruz.
Según los documentos, en 1916 se gestiona ante el congreso, el paso de Villa de Santa Cruz a Ciudad de Santa Cruz. La ciudad fue declarada cantón por la Ley Número 167 del 7 de diciembre de 1948, y se convirtió en el cantón tercero de la provincia de Guanacaste.
Versiones de la leyenda:
Para el Prof. Pedro Sánchez Sánchez autor del escrito “Fundación de Santa Cruz y su fervor religioso en sus 200 años de Patronazgo del Santo Cristo de Esquipulas” publicado por la Municipalidad de Santa Cruz, hay varias versiones basadas en la tradición oral de la fe popular y cimentada casi como reales dentro del paso inexorable del tiempo
La primera cuenta que una vez cuando un indio estaba buscando leña en el monte, en medio de dos matas de coyol vió un Cristo Negro. Lleno de sorpresa lo recogió y lo llevó a su rancho.
Al día siguiente fue mayor la sorpresa del aborigen al no encontrar la pieza en el sitio donde la había dejado. Volvió al lugar donde lo había encontrado y allí estaba radiante. Lo recogió y lo colocó en un lugar seguro. Empero, la imagen volvió a “escaparse” en la noche y amaneció otra vez entre las matas de coyol.
Entonces, las personas mayores interpretaron que allí debía construirse un templo para venerar la sacra imagencita. Y así se hizo. Se congregaron hombres, mujeres, niños para edificar la primera ermita y según la leyenda, el lugar donde se halló es el sitio que ocupa el Altar Mayor.
También se dice que fue un peón de doña Bernabella Ramos quien encontró la efigie. Otros afirman que la imagen fue traída de Guatemala a principios de 1804 por una persona que solicitaba limosna en su nombre, lo que motivó que fuese llamado a rendir cuentas ante la autoridad de Nicoya. Este viajero dejó escondida la efigie entre dos palmas de coyol donde posteriormente fue encontrada por doña Bernabella Ramos, quien le compró la imagen al visitante guatemalteco, manifestando el deseo de hacer una ermita, ofreciendo dar cuatro caballerías de sus terrenos para que las familias que quisieran congregarse y de este modo ensanchar la población. Oferta aceptada por las autoridades y vecinos. A los días del ofrecimiento empezó la medición de terrenos, se fijaron los mojones, se extendió la noticia y se inició la construcción de la ermita.
En este punto existe la disyuntiva ¿Fue encontrada por doña Bernabella o por un indígena?
La efigie del Cristo de Esquipulas que se venera en este cantón fue traída de Guatemala en 1800, mide aproximadamente 50 centímetros de alto, es tallada en madera y de color ébano con pintura roja en manos, pies, rodillas, pecho y frente imitando sangre. Además su cabeza esta lanzada y caída a la derecha. Tiene trabajo claro de encarnaciones y su cabellera, barba y bigote – este último no corrido – son parte de su policromía original. Posee una pequeña corona en oro y en la cintura una tela roja sostenida con un fajoncito blanco de flecos dorados. La figura descansa sobre una cruz de madera y está colocada dentro de un sencillo camarín o nicho.
A la imagen original se le atribuye con frecuencia cualidades humanas propias producto de la fe religiosa - como las que señala Leslie Cartin en su estudio de La Devoción a Esquipulas en Sardinal de Carrillo - le gusta la música alegre, demanda ser tratado con respeto y devoción, si le disgusta una casa porque sus moradores son malos los abandona y aparece en Santa Cruz, si es molestado por alguien dará la vuelta y quedará de espaldas.
La devoción a esta sacra imagen en este cantón se celebra con la celebración de las Fiestas de Santa Cruz y con actividades como la demanda, las velas, los turnos, la entrada, los mayordomos y la danza de los indios promesanos. Estas acciones lograron incorporar elementos de la cultura indígena y herencia española lo que amerita que la devoción sea conservada.
Durante la administración Daniel Oduber Quirós (1974-1978) y de la ministra de Cultura, Lic. Carmen Naranjo,se declararon estas actividades del mes de enero como Fiestas Típicas Nacionales.
Santa Cruz, la ciudad folClórica de Costa Rica, vive así una de las mayores fiestas dedicadas a su Santo Patrono