44 corredores de este tipo cubren el 38% del territorio nacional, sin embargo, hasta la fecha, no existía un estudio para determinar su efectividad potencial.
Los académicos Carlos Morera y Luis Sandoval de la Escuela de Ciencias Geográficas (ECG-UNA) y Luis Diego Alfaro, del Instituto Internacional de Conservación y Manejo de Vida Silvestre (Icomvis-UNA), se dieron la tarea de realizar esta evaluación. Los resultados fueron publicados en el último número de la Revista Conservation Science and Practice.
Los investigadores utilizaron la base del Programa Nacional de Corredores Biológicos junto con un análisis de cobertura de imágenes Landsat del periodo 2000 a 2015. La composición, cita el artículo, se determinó a escala de paisaje y se relacionó con el potencial para mantener una población específica de mamíferos con un peso mayor a 10kg.
De acuerdo con los resultados, la mayoría de los corredores biológicos son capaces de mantener poblaciones viables de saíno (Pecari tajacu) y danta (Tapirus bairdii), mientras que ninguno es viable para poblaciones de jaguares (Panthera onca) ni chanchos de monte (Tayassu pecari), es decir, no cuentan con el tamaño adecuado para una verdadera conectividad del hábitat.
La investigación encontró que muchos de los corredores biológicos mejoraron su conectividad estructural con la recuperación de vegetación natural, aunque menciona la necesidad de mejorar la conectividad funcional, que se refiere a la medida en que la vida silvestre se mueve por la zona.
“Un factor determinante en la mejoraría de la cobertura vegetal, fue el Programa de Pago por Servicios Ambientales, que entre 2011 y 2015 asignó un 52% de sus recursos para incentivar la retención y restauración de bosques en estas áreas, sin embargo, no se consideraron factores críticos para la restauración de cobertura natural como el tamaño y la distancia entre parches naturales”.
Ante el cambio climático
La ubicación de los corredores biológicos en relación con los rangos de evaluación actúa como un refugio climático, y es un aspecto clave para la adaptación al cambio climático, sin embargo, este no ha sido un elemento clave para determinar su establecimiento.
Fuente: UNA.