- Reprogramar la mente contribuirá a cambiar malos hábitos físicos y emocionales
De acuerdo con las estimaciones de Global Health Expenditure Database de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la prevalencia de sobrepeso u obesidad del país sería de un 94% para el 2060, ubicando a Costa Rica como el tercer país del mundo con sobrepeso y obesidad. Los seres humanos son seres integrales y las decisiones o hábitos hablan de su mundo interior así como los valores, por eso, cuando se trata de bajar o subir de peso, vemos el proceso influenciado por emociones como la tristeza, depresión, miedo, ansiedad, frustración.
Según datos de la OMS, el sobrepeso no solo afecta la salud física de las personas, sino también la forma en cómo se perciben así mismas, por la colocación de etiquetas falsas e incluso, a pesar de luchas, el estereotipo de belleza en la sociedad actual está basado en la delgadez.
En la sociedad actual, aún está sobrevalorado un cuerpo delgado a pesar de que han venido cambiando los estereotipos de belleza. Por ello, se crean barreras entre lo que queremos y obtenemos, debido a que nuestro cuerpo somatiza emociones en grasa, cubriéndonos del exterior, la crítica, el rechazo y más. Lejos de ser la grasa una enemiga, su función es la de protegernos y hasta que la resignifiquemos, esta no se irá.
Karla Vargas de la academia de Programación Neurolingüistica Full Mind, explica que la mayoría de programas para bajar de peso, no le toman valor suficiente a la relación mente-cuerpo y es ahí donde fallan porque ambos están relacionados por completo y ninguno trabaja desvinculado del otro, por lo cual, hay que prepararse primero mentalmente para tomar acciones acertadas de forma física y ejecutarlas. Sin embargo, el peso que más pesa muchas veces no es el que indica la báscula sino el de nuestros pensamientos y emociones, por esa razón, cuando cambiamos mentalidad es cuando cambiamos nuestra vida.
Las dietas restrictivas son dañinas para todos los procesos, ya que producen el efecto contrario en nuestro cuerpo, y afectan también la manera en la que nos relacionamos con la comida. “Si se aprende a amar el proceso, nunca vamos abandonarlo, pero si nos sometemos a cambios poco asertivos de la noche a la mañana, vamos a terminar por boicotear nuestro proceso. Además, debemos hacer un balance de valores y entender que nos mueve realmente en la vida, a que le damos un mayor precio y con que realmente podemos comprometernos”, comentó Vargas.
Según la experta en programación neurolingüística los hábitos incluyen y bloquean nuestra mente, para no lograr hacer un cambio en nuestra vida. Por ejemplo, el dejar todo para después, es la acción base de los resultados negativos. También, el falso merecimiento que nos lleva a pensar que todo lo debemos celebrar.
“Por último, se dice que somos el resultado de las cinco personas con las que más convivimos, por lo que estar rodeado de personas que tienen malos hábitos, conllevará a que nosotros también lo tengamos. Es importante resignificar el sentido de peso y gordura, ya que lo más importante es ser una persona saludable.” agrega.
Recomendaciones para cambiar los malos hábitos mentales
Vargas nos brinda seis recomendaciones para cambiar reprogramar nuestra mente y así poder tener mejores resultados en los objetivos que nos planteamos:
- Primero definir en nuestra mente cómo me voy a ver y sentir, qué me van a decir las personas cuando me vean en mi peso ideal, qué me diría a mí misma. Esto debe hacerse todas las noches y todas las mañanas, para que haya una guía poderosa en nuestra mente.
- Hidratarse correctamente, ya que en ocasiones el cuerpo lo que necesita es hidratarse y no comida.
- Aprender a comer conscientemente, qué le hace mejor a mi cuerpo, qué le va a dar más energía.
- Encontrar el ejercicio que más conecte con mi niño interior para un mayor disfrute desde el gozo.
- Es importante resignificar el sentido de peso, ya que lo más importante es ser una persona saludable.
- Conocerme aún más, evaluando cada una de las áreas de mi vida porque esto es un proceso integral en escala de valores para que empecemos a cambiar rutinas, decisiones y hábitos que me conduzcan a una vida más saludable.