Desenlace inesperado, abstencionismo y alianzas son parte del panorama vivido este 6 de febrero. Conozca más aquí.
¿Cómo se “coló” Rodrigo Chaves, candidato del Partido Progreso Social Democrático (PSD), en la segunda ronda electoral 2022? ¿Qué características de su figura atrajeron a una parte del electorado costarricense...?
Estos son parte de los temas relacionados con el desenlace de la primera ronda 2022 que aborda José Andrés Díaz, politólogo e investigador del Instituto de Estudios Sociales en Población de la Universidad Nacional (Idespo-UNA), al hacer un análisis de la jornada electoral del domingo 6 de febrero en Costa Rica.
Imagen de “hombre fuerte”
Respecto a la posición de Chaves en el segundo lugar, el politólogo José Andrés Díaz recuerda que el candidato estaba identificado por los estudios de intención de voto como un posible candidato para la segunda ronda desde inicios de enero. “Parece que se continúa con la tendencia de lo ocurrido en el 2014 y 2018 de tener en segunda ronda, al menos un candidato que despega de forma “tardía” en la intención de voto”, destacó.
Para el investigador del Idespo, la “colación” de Chaves en el segundo lugar podría explicarse por una suma de factores políticos y electorales: 1) Buscó proyectar una imagen de “hombre fuerte” durante la campaña, algo que puede ser atractivo para una parte del electorado; y 2) la fragmentación electoral y el abstencionismo también jugaron a su favor. De esta forma, si bien está en segundo lugar, parece que está superando finalmente a Fabricio Alvarado por entre 2% a 3% de los votos válidamente emitidos. Asimismo, si bien está pasando a segunda ronda con casi el 17% de los votos válidos, esto equivale a cerca de un 8,5% de todo el electorado.
Abstencionismo
En cuanto al abstencionismo, Díaz recalca que los estudios del Idespo mostraron que a inicios de enero del 2022 cerca del 49% del electorado no había decidido por quién votar. De este grupo, más del 50% se identificaba como “indiferente”, es decir, no había pensado todavía por cual candidato/a votar. A esto se suma que cerca del 45% del electorado no estaba de acuerdo con la idea que la campaña se estaba basando en la discusión de propuestas concretas para solucionar los problemas que afectan al país.
“Esta situación ayuda a explicar el aumento del abstencionismo (cerca del 40%), ya que un grupo de personas que estuvieron indecisas durante toda la campaña finalmente no acuden a las urnas, posiblemente porque no encuentran una opción política con la cual identificarse”, afirmó.
¿Desenlace inesperado?
En cuanto a los resultados electorales, aunque hubo mucha incertidumbre a lo largo de la campaña, precisamente por el alto número de indecisos, finalmente se comportaron entre los parámetros que -en la medida de lo posible- se proyectaron, según estima el analista.
En primer lugar, habrá una segunda ronda electoral, como los estudios de intención de voto de las universidades públicas proyectaban.
En segundo lugar, Figueres obtiene la mayor cantidad de votos, tal y como estimaban las encuestas; si bien su porcentaje es mayor a lo que las encuestas reportaban, esto parece deberse a dos factores: 1) un porcentaje de los indecisos que finalmente se inclinaron por darle su voto y 2) el aumento del abstencionismo ya que, si bien está obteniendo aproximadamente el 27% de los votos válidos, esto equivale aproximadamente a un 14% de todo el padrón electoral.
¿Alianzas?
Respecto a la segunda ronda, será necesario todavía observar qué acuerdos buscan alcanzar los candidatos con otros partidos y cómo buscan atraer al resto de los votantes, destacó el académico del Idespo.
Y es que, en el mejor escenario, el apoyo conjunto obtenido por Figueres y Chaves será del 25% de toda la población costarricense con derecho a emitir su voto; es decir, un 75% prefirió otra opción o ni siquiera decidió ir a las urnas.
“Nuevamente, aunque todavía es muy pronto, se podría especular que el abstencionismo podría crecer de forma significativa para la segunda ronda electoral”, advierte.
En lo que se refiere a la Asamblea Legislativa, el politólogo aclara que hasta no terminar de contar votos no se puede tener un panorama claro de la conformación de esta. No obstante, las proyecciones indican que estará compuesta por una menor cantidad de partidos que en ocasiones anteriores (posiblemente de 6 a 7).
Así, ningún partido se acerca a tener mayoría simple, por lo que nuevamente el avance dependerá de generar acuerdos y alianzas, algo que podría ser “más sencillo” en un escenario con menos partidos. No obstante—recalca Díaz—al menos tres partidos que lleguen a la Asamblea son nuevos, y experiencias anteriores han mostrado que la cohesión parlamentaria en Costa Rica, especialmente en agrupaciones políticas nuevas, es bastante baja, por lo que no sería extraño que estos, u otras agrupaciones presentes en el Congreso, se fragmentaran, lo cual haría más complejo el proceso de toma de decisiones.