Infraestructura hídrica, ordenamiento urbano, vivienda para clase media y educación retan capacidad del destino para seguir atendiendo la demanda de nuevas inversiones

En un abrir y cerrar de ojos Guanacaste se convirtió en el epicentro de las grandes inversiones inmobiliarias. Sobre sus costas hoy se erigen monumentales proyectos hoteleros; sin proponérselo e incluso imaginarlo se convirtió en un destino de moda, refugio de los “pájaros del invierno” y de incluso de los ricos y famosos de Hollywood.

Sin embargo, el desarrollo lo tomó por sorpresa, con la construcción de nuevos proyectos la demanda de servicios y mano de obra incrementó vertiginosamente, más allá de su capacidad.

Guanacaste pasó de ser una economía exclusivamente agropecuaria a una cada vez más orientada a servicios. Aunque mejoró sus indicadores económicos, aún persisten una serie de diferencias que retan su sostenibilidad.

El agua es una de ellas; los permisos continúan haciendo fila a la espera de su aprobación, pero su ejecución se mantiene postergada ante la expectativa de la puesta en operación de los nuevos proyectos, que prometen suplir el preciado líquido.

Priscilla Solano, ex candidata a diputada y expresidenta de la Cámara de Turismo de Guanacaste expresó que “por muchos años hubo un gran rezago en infraestructura para atender la demanda de agua en la provincia. El actual gobierno dio un estímulo importante en esta materia, pero la toma de decisiones arrancó un poco tarde, por lo cual no se ha logrado finalizar algunas de las obras más importantes”.

Liberia, Carrillo y Santa Cruz, así como el Golfo de Papagayo, son algunos de los destinos más afectados con la carencia de agua; como consecuencia se ha frenado el desarrollo inmobiliario. En el caso de Papagayo está en juego inversiones por más de $300 millones en proyectos.

En la Dirección del Polo Turístico de Papagayo señalan que la falta de agua no sólo obedece a la carencia de infraestructura, sino también a la reducción de los caudales, con una pérdida de casi 100 litros de agua por segundo y la salinización de acuíferos.

El acueducto de El Coco- Sardinal-Ocotal es clave pues se puede aprovechar unos 70 litros de agua por segundo, beneficiando a 34 000 personas en un plazo de 25 años, de acuerdo con información proporcionada por la Presidencia de la República.

Nimboyores en Santa Cruz beneficiará a unas 50.000 personas. Sin embargo, no hay certeza de que la obra finalice este año.

El “Proyecto Sistema de Abastecimiento de Agua para la cuenca media del río Tempisque” llevaría agua para riego a Santa Cruz, Nicoya y Carrillo y para consumo a Bagaces, pero sus beneficios se lograrían a largo plazo pues la finalización de la obra se proyecta hasta el 2022.

La falta de planes reguladores es otro de los escollos por superar. Este desafío no sólo afecta el desarrollo de los grandes proyectos inmobiliarios, debido a la carencia de seguridad jurídica para el inversionista, sino también disipa la posibilidad de vivienda para las familias de menos recursos por la falta de titulación de propiedad.

La carencia en la titulación de tierras es otro de los obstáculos que debe superar en general los once cantones guanacastecos.

“Los bonos para la vivienda se pierden porque existe una costumbre de ceder la propiedad de palabra y no poseen título de propiedad”, explicó Solano.

Jorge Díaz, jefe de la Zona Marítimo Terrestre de la Municipalidad de Carrillo reconoció que en la ausencia de un marco jurídico que sirva de referencia, así como los cambios en las regulaciones hacen que el tema se vuelva complejo, pese a que se han gestado esfuerzos por parte de otros municipios en avanzar.

En Nicoya, el ayuntamiento apuesta por impulsar un mayor ordenamiento territorial pese a carecer de un plan regulador. Para ello han trazado un mapa de vulnerabilidades.

Por otra parte, la construcción se ha orientado a atender un segmento de alto poder adquisitivo, no así el mercado doméstico. En este rubro, Guanacaste vive entre dos extremos, uno de ellos orientado a la construcción de proyectos residenciales de lujo y por otro lado la construcción de interés social, dejando de lado a una clase media que carece de oferta de vivienda asequible a sus ingresos.

Por ejemplo, la Municipalidad de Carrillo confirmó la construcción del conjunto residencial Villas Marcel que beneficiará a 235 familias en situación de extrema pobreza en la zona de Belén. El Banco Hipotecario de la Vivienda (BANHVI) aprobó un financiamiento por ₵5.000 millones para la construcción de este complejo habitacional.

En Liberia, se construirá una solución de 132 viviendas de interés social en la zona de La Joya en Sardinal.

En la Municipalidad de Santa Cruz, Idanuel Gutiérrez, asistente del Departamento de Ingeniería ilustró los contrastes que vive el cantón donde se erigen proyectos residenciales de gran metraje, pero por otro lado existe rezago en la inversión en carreteras. Un ejemplo de ello es que el principal acceso a playa Tamarindo se encuentra en lastre.

Junto con los desafíos en materia de infraestructura y vivienda, se suma la necesidad de mano de obra calificada en habilidades técnicas y blandas. El recurso humano se proyecta como un activo escaso ante la demanda que trae consigo la inversión