En Nicoya se desarrolló uno de los 49 proyectos con certificación LEED que posee Costa Rica
Esta corriente considera variables relacionadas con el uso eficiente de los recursos
Ahorro de energía, racionamiento de agua y reciclaje de materiales, esta es la nueva corriente que marca las tendencias en diseño arquitectónico, y que hoy en día poco a poco está acogiendo el país.
La misma busca implementar dentro de sus planes de desarrollo principios de diseño y construcción sostenible. Para ello se toman en cuenta aspectos como: determinar el ángulo más favorable para la construcción del proyecto que contribuya al aprovechamiento de la iluminación y promueva la ventilación cruzada a fin de reducir el uso de aires acondicionados.
Esta corriente apuesta por el empleo de materiales locales y la medición de la huella de carbón con el transporte de estos insumos.
La arquitectura sostenible promueve también la instalación de techos verdes que generar un efecto térmico en los edificios, explicó el arquitecto Fernando Corrales de ArquiEstudio.
Contempla el estudio de los ecosistemas alrededor del proyecto, por ejemplo, la identificación de plantas nativas.
Actualmente el país cuenta con 49 proyectos bajo la certificación de Liderazgo en Diseño Ambiental y Energía (LEED por sus siglas en inglés), una de las más prestigiosas y reconocidas a nivel internacional.
La certificación LEED es otorgada por el US Green Building Council (Consejo de la Construcción Verde de Estados Unidos), la cual evalúa rubros de diseño y construcción como la eficiencia energética, mejoras de la calidad ambiental interior, el uso de las energías alternativas, el desarrollo sostenible de espacios libres y la eficiencia del consumo de agua.
Uno de los proyectos sobresalientes que obtuvo esta certificación es el Centro de Negocios BCR Nicoya, la primera construcción en obtener la certificación LEED Platinum, tras grandes esfuerzos en cuatro aspectos importantes: conservación del agua, calidad ambiental en el interior, preservación de la flora y fauna y el impacto educativo y social.
Datos del USGBC indican que la inversión realizada en una construcción de este tipo se recupera durante el tercer año de operación. Acogerse a las normas que dicta la certificación LEED, provoca la reducción de varios factores: de un 50% a un 90% de residuos, de un 30% a un 70% de consumo energético, de un 30% a un 50% de agua y se reducen en un 35% las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
María Matamoros, asesora técnica de Green Building Council en Costa Rica, aseguró que incorporar estrategias sostenibles y llevar a cabo certificaciones LEED, está logrando una ocupación mayor que en edificios que no la tienen”.
“Con planes de desarrollo orientados a obtener una este tipo de certificaciones, se promueve el uso de materiales locales y se mejora la salud y productividad de los ocupantes, es decir, se ofrece una mejor calidad de vida”, dijo Federico Steinvorth, LEED AP BD+C y Auditor EDGE de Sphera Sustainability Consulting.
Algunos de los insumos que impulsa la construcción sostenible son: el uso de madera certificada; madera plástica, elaborada con plástico reciclado; maderas como el cedro y la secoya que son resistentes a la descomposición natural, además de pinturas orgánicas o sin disolventes y materiales prefabricados.
Para Rafael Solís, Arquitecto LEDD AP BC+C de Urbanistas Asociados, los proyectos que son diseñados con parámetros sostenibles y no obtienen una certificación, generalmente fallan en la documentación, pues no logran registrar adecuadamente los puntos que buscan obtener, además que se equivocan en los prerrequisitos y en el cumplimiento de ellos durante la fase de construcción.
“Es importante pensar en diseños sostenibles cuando se habla de la expansión de las ciudades, así se reduciría la contaminación que generan las construcciones de edificios”, agregó la arq. Matamoros.