- En 1821, en Guatemala, se alumbraron con faroles y antorchas para pedir la independencia
- Tradición existe en el país desde 1953 y fue instaurada por el profesor Víctor Manuel Ureña Arguedas (1912-1995)
Con gran ilusión, cada 14 de setiembre, los estudiantes de preescolar y primaria se unen con vistosos faroles en un desfile cuyo objetivo es rememorar los actos que se dieron en la noche del 14 y la mañana del 15 de setiembre de 1821, en Guatemala, previo a la firma del acta de Independencia.
Antes de continuar, es necesario tomar en cuenta y recordar cinco aspectos importantes. Primero: mientras esos acontecimientos se estaban llevando a cabo en Guatemala, en Costa Rica no sabíamos nada de lo que allá se estaba suscitando.
Segundo: para los inicios del siglo XIX no había electricidad y, por lo tanto, el alumbrado por la noche, tanto dentro, como fuera de las casas, era deficiente, por lo que, para alumbrarse por la noche en la calle, las personas tenían que portar antorchas o lámparas.
Tercero: tanto Costa Rica como el resto de los que hoy son países centroamericanos pertenecían a Capitanía General de Guatemala, adscrita al Virreinato de la Nueva España.
Cuarto: aunque había ya muchos que buscaban la independencia de España, otros, se mantenían a favor de continuar con la estructura política y administrativa que habían tenido hasta entonces, como colonias de la corona española.
Y quinto: que la mujer no tenía protagonismo ni presencia política. A pesar de esto último, en Guatemala la señora María Dolores Antonia de San Mateo Bedoya de Molina (1783-1835), más conocida como Dolores Bedoya, destaca como una de las protagonistas y prócer de la emancipación política de España en 1821.
Dolores Bedoya y su esposo Pedro Molina Mazariegos (quien luego llegó a ser jefe de Estado de Guatemala), formaban parte del movimiento independentista, y, como la describe el historiador Miguel Álvarez Arévalo, la señora Bedoya “Era una mujer pequeña de altura, pero grande de carácter”. Así, con ese decidido y fuerte carácter que la distinguió, junto a otro independentista, Basilio Porras, el 14 de setiembre salió a las calles de la ciudad de Guatemala, alumbrándose con antorchas, para reunir a los vecinos y alentarlos a pedir a viva voz la independencia.
Estos actos continuaron al día siguiente, el 15 de septiembre de 1821, cuando a la cabeza a una buena cantidad de ciudadanos permanecieron en las afueras y en los lugares aledaños al Palacio Nacional de Guatemala, donde la nobleza estaba reunida para debatir el tema de la independencia. Acompañada de los sonidos de la marimba y de la quema de pólvora, Dolores Bedoya pronunció un discurso a los ahí reunidos y con los brazos en alto pidió sus gritos y aclamaciones a favor de la independencia.
Se dice que esto impulsó la decisión de firmar el Acta de Independencia, ya que los que estaban dentro del Palacio Nacional, aun indecisos, escucharon sus ruidos y temieron ser atacados por el grupo. Después de la firma y en una sola voz todos gritaron: ¡Viva la Patria, viva la libertad! Para entonces, Dolores Bedoya contaba, casi, con 38 años.
En Costa Rica, la tradición del desfile de faroles inició en 1953, cuando después de la Guerra Civil de 1948, se da una especial importancia al rescate de los valores patrios. El profesor Víctor Manuel Ureña Arguedas (1912-1995), director provincial de escuelas de San José, organizó oficialmente ese año el desfile de faroles y encomendó a los maestros y profesores de las escuelas y colegios, realizar esta actividad todos los años el 14 de setiembre a las 6 p.m. con el objetivo de inculcar el espíritu cívico, empezando por la niñez.
Según las fuentes, este primer desfile, tuvo una grandísima participación de niños de las escuelas josefinas, quienes acompañados de sus maestros y padres y alzando artísticos faroles desfilaron por las calles de San José llenando la capital de alegría y fervor cívico.
Posteriormente, debido a que las personas docentes son las encargadas de promover este desfile, se fue extendiendo a otras comunidades y ha continuado como una tradición viva y patriótica en la que participan, tanto las personas estudiantes como sus profesores, padres y otros familiares, desde que se unen para elaborar el farol, como acompañando a los más jóvenes en el desfile por las calles de los pueblos costarricenses.
No obstante, es probable que muchos no conozcan los antecedentes de esta tradición, cuando, alumbrándose con antorchas y, probablemente, lámparas de querosén a manera de faroles, Dolores Bedoya arengó a sus vecinos a pedir la independencia de España.
Sin duda este año será diferente, aun así, no dejaremos de festejar el bicentenario de este crucial acontecimiento político que compartimos con nuestros hermanos centroamericanos.
Texto de Sonia Gómez Vargas, historiadora del Centro de Patrimonio Cultural. Setiembre de 2021.