Desarrollar mentes científicas que en un futuro contribuyeran con el desarrollo social y económico de Guanacaste, esa fue la premisa que en 1993 impulsó la fundación del Colegio Científico Costarricense con sede en dicha provincia. Esto fue posible gracias a las gestiones realizadas por el Lic. Juan Santiago Quirós Rodríguez, quien en ese momento fungió como el director de la Sede de Guanacaste de la Universidad de Costa Rica.
Él junto a un grupo de visionarios entre ellos Julio Jaén, Mirelya Jaén así como Julio César Guillén, profesores y profesionales de la comunidad unieron fuerzas para atraer el interés de los jóvenes estudiantes a la nueva propuesta educativa y colaboraron para que el Colegio operara dentro de las instalaciones de esa casa universitaria, ubicada en Barrio El Capulín de Liberia bajo la dirección de su primer Ejecutivo Institucional MSc. Roberto Cerdas Ramírez.
Hoy 25 años después el Lic. Juan Santiago Quirós rememora los inicios de este centro educativo de corte científico. “Hubo varios factores que impulsaron su creación, pero fundamentalmente fue el deseo de enseñar las ciencias con énfasis en matemática, física, química, biología e informática, sin detrimento de las demás materias. En Guanacaste conocíamos el éxito de los Colegios Científicos ubicados en San Pedro y Cartago y quisimos replicarlo en la provincia”, sostuvo.
El Lic. Quirós explicó que los colegios científicos deben estar adscritos a una universidad pública. Al fungir como director de la Sede de la UCR accedió a que se instalara el colegio dentro del campus en Liberia y que sus profesores de la universidad brindaran las clases a los estudiantes.
El reto principal fue ubicar a los jóvenes, mantenerlos en la institución y acostumbrarlos al régimen de estudio que exigió mucha dedicación, en la cual fue clave la buena dirección de los profesores.
“Habían muchachos con deseos de cursar estas materias, por ello les lanzamos el reto de ofrecerles residencias, becas, de esa forma convencimos a un grupo. Algunos desertaron debido al desarraigo familiar ya que era necesario trasladarse tiempo completo al campus debido a que la carga académica así lo demandaba. Hoy 25 años después muchos agradecen la oportunidad ya que pudieron crecer, superarse y hacerse responsables”, recordó Quirós.
“La educación científica ocupa un lugar clave para mejorar la calidad de vida y participación ciudadana. Los estudiantes salen tan preparados que incluso son muy cotizados. Se ha demostrado que la realización de un conjunto de acciones bien orientadas en ciencia y tecnología, contribuyen a generar mecanismos que también favorecen el combate a la pobreza, mediante la generación de nuevos empleos especializados y de calidad”, agregó.