El pasado viernes 09 de octubre, un grupo de 8 piratas armados asaltaron de manera violenta el centro de acopio de la comunidad pesquera de Puerto Pochote, ubicado en la parte interna del Golfo de Nicoya. Los asaltantes se llevaron 2 embarcaciones, 5 motores, hieleras, gasolina, producto pesquero, artes de pesca y junto a ellas, el sustento de varias familias que viven de la pesca artesanal de pequeña escala.
No es la primera vez que esta comunidad es víctima de la violencia y los robos que azota la zona, ya se contabilizan dos asaltos en lo que va del año y el nivel de violencia en el golfo va en aumento, sin que las instituciones del Estado reaccionen. La vez anterior amarraron y lanzaron al manglar al guarda de seguridad, quien afortunadamente logró salir nadando. En esta ocasión, los piratas hicieron lo mismo, pero no sin antes darle una fuerte golpiza por lo que fue necesario su traslado al Hospital La Anexión, en Nicoya.
Una de las embarcaciones robadas este viernes fue “El Terco”, matricula 9453 propiedad de Luis Díaz Meza. El pescador afectado pide a las autoridades “más presencia de Guardacostas y Fuerza Pública en la zona, para evitar que estas situaciones se sigan dando”.
Por su parte Rolando Ramírez dirigente comunal y pescador de Puerto Pochote, señala que; “los dirigentes del Golfo de Nicoya claman porque las autoridades de alto nivel de Guardacostas, Fuerza Pública y del Ministerio de Seguridad, atiendan sus preocupaciones, las comunidades estamos organizadas y trabajamos de la mano con las ONGs, pero nos falta el apoyo de las autoridades que toman decisiones”.
Circula la versión de que las embarcaciones robadas fueron utilizadas para realizar otro asalto a dos pescadores que se encontraban pescado de noche, esta vez cerca de Manzanillo.
Este es un llamado urgente a las autoridades, el abandono del Golfo de Nicoya tiene a nuestras comunidades en riesgo permanente a la pesca ilegal, el narcotráfico y los robos.
Ante este y otros problemas de inseguridad, 13 comunidades del Golfo de Nicoya se unieron para conformar “La Red del Golfo”, una Red de seguridad comunitaria de la parte interna del Golfo (entre Isla Chira y la desembocadura del Río Tempisque), apoyándose en la Fundación MarViva y la Embajada de Estados Unidos. No obstante, la gravedad de los problemas de inseguridad en el mar sobrepasan las posibilidades y los esfuerzos comunitarios. La presencia institucional es escasa, y las comunidades claman por mayor atención ante sus múltiples denuncias sin respuesta.