De noviembre hasta abril, la pampa guanacasteca recibe a cientos de trabajadores nacionales y nicaragüenses para el periodo de zafra o corta de caña de azúcar. Ellos realizan un arduo trabajo físico, expuestos a altas temperaturas y en largas jornadas laborales. Con el objetivo de analizar los diferentes componentes que contribuyen a la exposición al calor y los efectos negativos en la salud y productividad de los cortadores, el Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET-UNA), inició una investigación desde el 2010 y hasta la fecha, con el fin de mejorar sus condiciones laborales y contribuir a la sostenibilidad en la producción de la caña de azúcar.
El cuerpo humano tiene la habilidad de mantener una temperatura de 37ºC, no importa si se ubica en un bosque tropical o en un polo, sin embargo, dependiendo del estado del tiempo y el consumo de energía al realizar ciertas actividades, el cuerpo debe luchar para mantener la temperatura corporal necesaria, de lo contrario, estaría expuesto al estrés térmico.
“En el caso de un cortador o incluso de un atleta, para evaluar el riesgo de estrés térmico se deben valorar condiciones del tiempo como temperatura y humedad a las que están expuestos, además del esfuerzo que hacen al utilizar una herramienta o realizar ejercicio físico. Cuando las condiciones del tiempo y el esfuerzo físico ponen en riesgo la capacidad del sistema corporal de mantener su temperatura, la persona entra en estrés térmico y puede provocar efectos negativos como dolor de cabeza, desmayos, náuseas e incluso riesgo de muerte”, explicó Jennifer Crowe, investigadora del IRET-UNA.
Para este proyecto, cada año se le dio seguimiento a un grupo de trabajadores durante su jornada laboral, donde de acuerdo con las normas técnicas de prevención de España, se observaron algunos componentes como el tipo de trabajo, el esfuerzo físico que conlleva, y la edad de los trabajadores. Los resultados se evalúan y se obtiene la carga metabólica necesaria para cortar caña para hombres de 32 años (promedio encontrado), que en este caso es de 416 kcal/hr.
Estas observaciones se analizan en conjunto con un el índice de calor que se llama TGBH (Temperatura de Globo y de Bulbo Húmedo) y que se deriva de tres temperaturas (seca, húmeda y radiación solar) medidas en el campo. Con estos factores se realiza un cálculo para valorar el riesgo de estrés térmico que para cortadores de caña es de 26ºC del índice de calor.
“Con las mediciones nos dimos cuenta que los cortadores pueden trabajar antes de las7 de la mañana a un esfuerzo máximo sin estar en riesgo, pero después de las 7:15, comenzamos de ver algunas condiciones de riesgo y después de las 9:15 de la mañana, el riesgo de estrés térmico está presente durante el resto de la jornada, lo que podría traer efectos negativos en la salud”. Otra de las consideraciones es que las jornadas se extienden hasta que los trabajadores se sientan cansados, normalmente hasta ell mediodía, y como la paga depende de la cantidad, muchos de ellos hacen un esfuerzo extra debido a su situación económica.
Riesgos
Como parte de la investigación, se realizó una encuesta de síntomas a cortadores de caña y trabajadores de otros puestos dentro del ingenio. Esta incluía una serie de síntomas algunos relacionados con la exposición al calor y otros no relacionados.
Dentro de los resultados, existen diferencias significativas entre los cortadores y los demás trabajadores. Por ejemplo, el 52 por ciento experimentó dolor de cabeza al menos una vez por semana durante la zafra, contra un 25 por ciento de no cortadores. Asimismo, se presentaron diferencias en cuanto a taquicardia (35 y 3 por ciento respectivamente), dolor al orinar (29 y 5 por ciento), fiebre (18 y 3 por ciento) y náuseas (17 y 0 por ciento), entre otros.
“A pesar de que no todos los síntomas están relacionados con la exposición al calor, fue en estos en los que se encontraron las diferencias más significativas entre los dos grupos de trabajadores. Esta población tiene un alto índice de enfermedad renal crónica, sin embargo, de acuerdo con Crowe, todavía no hay un estudio que pueda ligar esta incidencia con la exposición a estrés térmico, aunque los datos encontrados pueden vislumbrar alguna relación.
Recomendaciones
Del estudio se derivan algunas recomendaciones que tanto los patronos como los cortadores de caña deben tomar en cuenta para evitar el estrés térmico, entre ellas: proveer algún tipo de sombra para los descansos, rotar el trabajo para no dar el cien por ciento de esfuerzo durante toda la jornada, distribuir agua fresca y un plan de hidratación. Además, se brindaron las recomendaciones de un nutricionista para cubrir las necesidades calóricas de los trabajadores y mantener el cuerpo en mejores condiciones posibles.
De acuerdo con Crowe, algunos ingenios han empezado a aplicar algunas medidas para enfrentar el riesgo de estrés térmico, pero será necesario evaluar las acciones en procura de mejorar las condiciones de trabajo de este sector productivo del país.
Este proyecto, fue ejecutado con fondos de la Universidad Nacional, tuvo el apoyo del Centro de Estudios Mesoamericanos del Trópico Seco (CEMEDE-UNA) y la Escuela de Seguridad Laboral e Higiene Ambiental del Instituto Tecnológico de Costa Rica.