Las once niñas y ocho varones que conforman la escuela unidocente El Rosario, en Nicoya, manifiestan a Jacqueline Urieta, directora y maestra de la institución su interés de regresar a la escuela para poder disfrutar de la nueva infraestructura.
La escuela, con módulo unidocente, cuenta con un aula, área de comedor, paso cubierto, servicios sanitarios, áreas verdes y zonas recreativas. Tuvo una inversión de 89 millones de colones por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Jacqueline Urieta dice que el proceso para lograr la construcción de la escuela fue muy difícil porque, en muchos años, las reglas se modificaron y por siete años impartieron lecciones en zonas prestadas y toldos.
Hoy dejan atrás esos momentos y están ansiosos de ver en los pasillos a sus 19 estudiantes correr, reír y disfrutar de la nueva escuela.
Según comenta Urieta, la escuela El Rosario nació en 1927, a cargo de la maestra Berta Lobo, que venía de Heredia con su esposo, también docente. En ese entonces la matrícula era de 13 niños y se acomodaron en un rancho.
En la década de los ochenta, a la escuela le construyeron cuatro aulas porque había una matrícula de 70 estudiantes que fueron alejándose con la falta de oportunidades laborales para sus padres, hasta quedar en la institución unidocente.
El terremoto del 2012 deterioró a tal punto la estructura que se demolió en su totalidad.
Hoy esta maestra dice sentirse muy feliz y ansiosa de que la normalidad regrese a la vida de todas y todos para disfrutar este espacio con sus niños.