- Cómo decíamos ayer… o avistamiento de la Ars Poética por viandantes con clámides cubiertas de Legamo. Manuel E. Montilla (Panamá)
Cuenta la anécdota sobre la frase adscrita, de parecer en prima instancia, al travieso Fray Luis de León que, tras padecer un lustro de cautiverio en las orgástulas de la Inquisición y vuelto a los cenobios salmantinos, la dedica cual agasajo a sus educandos y para denostar, burlando con ello a sus verdugos. Sin que estos, en su estulticia perciban la fina ironía del poeta.
Pasados unos momentos, que el tiempo es nada, la encontramos a la frase en apostilla, por cuenta de la vindicta popular en uso y dicción de don Miguel de Unamuno, agobiado por los desaguisados del franquismo imperante a tales fechas; que así suele ser el decurso temporal. Aunque vale aclarar que Don Miguel, en propia voz, desconoció la validez del usufructo por su persona.
Pero a lo nuestro, que también el padre Cronos cuenta lo suyo. Nos avistamos en Liberia, pequeña localidad al noroeste costarricense. Corren aquellos míticos inicios de los ochenta. Un día de mozos, de las feraces tierras guanacastecas uno y el otro del ubérrimo lar chiricano, cruzan sus andares y comparten sueños y alguna que otra optimista perspectiva en ese camino, más de ilusiones que de certezas, que se denominan, porque tiene que ser de alguna manera, arte de las letras y arte de la pintura. Según sea la chilaba.
De tales fechas, más presuntivas que fáusticas por la candidez de nuestros zagales, quedaron algunas fotografías, ahora extraviadas en el océano de la desmemoria del viandante dorazque y un par de ejemplares, obsequiados por el vástago del chorotega, de una publicación de humildes cotas, pero de grandes simientes. HOJAS DE GUANACASTE era su nombradía.
Hogaño pasada más de tres décadas, bicoca de días para las Eras, los encartados mancebos vuelven a cruzar su senda de vida y de indagaciones de periplos y de encantamientos. En este tiempo presente con algo más de carne sobre los huesos, fatigados y un tanto argentas las cabelleras. Y externan al encontrarse Decíamos en días pasados… que tal sería la correcta traducción, aunque la de uso sea de más vistoso sabor coloquial.
Decíamos en días pasados… y es que solo ayer estos dos soñaban que hoy, pero ahora cuentan con sus
fardos repletos de mil y una experiencias, anécdotas, vivencias. Que para los añejos chavales ha sido tiempo de atesorar. Pero no bienes de material acervo, y sí sueños y monstruos de creación, de ingenios y de varia invención, de universos germinales y de mundos desvelados.
Y aunque los humanos avatares poca cosa sean a los sidéreos cuerpos, para nuestros sueños… sueños son. Sueños que nos parecen realidades. Así que MIGUEL FAJARDO KOREA, el de las letras ardorosas, y quien pergeña estas líneas, el de las alturas coruscantes del Barú, en fraternidad coloquial intercambiaron antiguas palabras sobre el devenir y nuevas voces sobre el rastro que se conserva de los hechos acaecidos. Y vieron que los tiempos eran buenos.
De tal amical plática surge este proyecto. LA SOMBRA DISTINTA…- donde la Fundación para las Artes
Montilla e Hijos encamina al mundo digital, que aqueste es el turno de la tecnología, los escritos de Miguel y les brinda vestiduras acordes, por interdicción de los trazos del talentoso e intuitivo cofrade Alex Quiel, artenauta chiricano de luengo tránsito y con formación en las históricas certidumbres florentinas.
Sea pues LA SOMBRA DISTINTA este corolario de momento, a una impronta temporal de dos amigos que
pudieron repetir, con asombrada expectativa Como decíamos ayer… y que tal vez vuelvan a externarlo en otras tres décadas o algo más. Esperemos no sea tanto el tiempo disuelto en lontananza y que tales andares retornen a mixturarse con alguna antelación.