Estaba Leandro Cabalceta en el patio de la cárcel de Liberia, bajo el sol, arrestado, abandonado, triste y afligido.
Su espíritu, que siempre fue una brillante luz que ardió hasta la vejez, lo hizo invitar a dos de sus compañeros de penas a componer música. Entre los tres comenzaron a trabajar. Leandro quería algo alegre y llevando él la batuta, como si dijéramos, les fue saliendo a los tres una musiquilla alegrísima.
Es un zapateado - afirmaban a cuantos los oían trabajando,
¡pero un zapateado guanacasteco!
La música la oyó el carcelero. Comenzó a silvarla. Después los demás músicos. Más tarde los soldados; ya todo el mundo en el cuartel se la sabía. Así era de contagiosa. El cuento llegó a los oídos del General Estrada, quien se presentó ante sus arrestados.
¿Qué es esa cosa que compusieron?
Leandro se cuadró ante su jefe, feliz de volverlo a ver; es decir, de contar de contar con una oportunidad más para conmoverlo.
- Es un zapateado, mi general.
- Dicen que es bonito.
- Es alegre, mi general. ¿Lo quiere oír?
- Sí, échesilo...
Y lo tocaron al General Estrada en la cárcel de Liberia, el zapateado que habían compuesto entre los tres. Los compañeros de Leandro afirmaron:
- Leandro hizo más de la mitad. Nosotros le ayudamos a terminarlo.
El General estrada se rascó la cabeza; porque no era ésta la primera vez que las travesuras de Leandro conseguían favores del General.
- ¡Bueno, terminó el arresto! Pero me han a tocar esa cosa por las calles de Liberia ahora el domingo. Pónanse de acuerdo con la Banda.
- Con mucho gusto, mi General.
- Pero oíme, Cabalceta, si te zampás un trago más, te fusilo.
Así fue como nació este zapateado, que más tarde Leandro lo llamó Punto o Son Suelto.
Cabe decir que fueron los cartagos los que le aumentaron al Punto Guanacasteco, ya que solo en la provincia se bailaba con tanto gusto. Desde entonces se llama “Punto Guanacasteco”.
Hace algunos años, el Punto se bailaba en las llamadas parrandas; éstas eran bailes que se hacían en las esquinas de las calles principales. Los hombres y las mujeres, rebozantes de alegría, bailaban al compás de la tradicional marimba, el famoso Punto o Son Suelto. Forman parte de esta danza típica las bombas: deben ser dichas por el hombre y por la mujer, pues cada bomba tiene contestación. Las bombas hablan de amores, de desprecios, de celos, de piropos que señalan de forma audaz alguna casualidad o característica del compañero.
Anécdotas e historias de las danzas guanacastecas
El Punto Guanacasteco.
Esta es la danza más popular de la región y en la que se percibe con mayor énfasis, la influencia española…
Sobre esta historia hay dos historias muy simpáticas, producto de la imaginación popular, que nos explican cómo y en qué circunstancia fue compuesta su música. Una versión pertenece a los constructores de marimba y la otra la cuentan los músicos que la ejecutan.
La primera nos dice que, en cierta ocasión, un constructor de marimba subió con su hacha a una de las montañas de Santa Cruz de Guanacaste, a buscar un árbol de caoba para fabricar las teclas de una marimba. Después de una semana de búsqueda, al fin, a orillas de una pendiente, encontró un hermoso árbol. Sin pensarlo mucho procedió a cortarlo con su hacha; desde el primer hachazo, el constructor de marimbas se dio cuenta que el árbol tenía una extraordinaria sonoridad. Al finalizar la corta, el árbol empezó a rodar por la pendiente, y al chocar con las piedras y otros árboles, iba produciendo una bella melodía. El fabricante se fue inmediatamente a su casa y en su marimba, reprodujo la melodía producida por el tronco al bajar de la pendiente. Gustó tanto que pronto se hizo popular y se le inventó ciertos movimientos para ser bailada.
La segunda versión nos da un cuadro cronológico, que nos permite ubicar el origen de esta danza en la época pos-colonial. Se dice que con motivo de la llegada del Presidente de Costa Rica Don Tomás Guardia a la ciudad de Liberia, el Gobernador de Guanacaste ordenó al Director de la Banda Municipal de aquella época, preparar una música especial para ser tocada en el recibimiento del Presidente. El Director de la Banda reclutó a todos los músicos jóvenes mayores de 18 años. Pasaron varios días y nadie pudo componer una obra musical de calidad. El Director de la Banda pensó en los niños de la escuela del lugar, ya que muchos de ellos tenían por naturaleza habilidad para tocar guitarra o marimba. Entre ellos había un niño, muy precoz y con excelente oído musical, llamado Leandro Cabalceta; éste, junto con dos compañeros lograron definitivamente componer lo que hoy se conoce como “Punto Guanacasteco”.
Los tres pequeños amigos llamaron inmediatamente al Director de la Banda para hacerle escuchar la nueva composición; fue tanto de su agrado que la instrumentó para ser tocada en la ceremonia de bienvenida del Presidente.
El Punto Guanacasteco se considera como la máxima expresión musical de la región. Los marimberos dicen que es el Himno de Guanacaste y el segundo Himno Nacional de Costa Rica.
Alusivo al General Tomás Guardia y su ejército se le agregó, posteriormente una letra que, por su contenido literario, confirma la cronología de esta pieza instrumental.
El Punto Guanacasteco
Tarea bastante difícil es el determinar tanto el origen como el autor (o autores) del Punto Guanacasteco, por falta de fuentes exactas de información.
Veamos primero lo relacionado con el origen. Si hacemos un análisis detallado de la letra del Punto que no se canta actualmente, pero sí, posiblemente hace muchos años encontramos que la primera estrofa dice así:
Dicen que viene Guardiola con su tropa de pericos
y dicen que no se van hasta que claven los picos.
Y la última estrofa dice así:
Que se vaya el General con su tropa de pericos
los blancos busquen las blancas las negras con sus negritos.
La alusión que hace la letra a Guardiola y al General corresponde al General Santos Guardiola, presidente de Honduras de 1856 a 1862. Este General también combatió contra los filibusteros de Walker. Se obtiene por conclusión que la letra y música con la que se cantaba esta letra son de origen hondureño. No es cierto que la alusión a Guardiola corresponda a Tomás Guardia, ya que nunca fue llamado o conocido por ese nombre.
Ahora analicemos la letra del estribillo. Corresponde a una canción titulada “Corazón” y que por el año 1856 ya se conocía en Guanacaste. El estribillo dice así:
Mira corazón, dejá de llorar, mira que tus penas me van a matar.
Mira corazón, ponete a bailar,
que si tú no me amas Yo sí te he de amar.
Se puede deducir que la música con la cual se canta el estribillo es costarricense. Tenemos así por conclusión que la melodía con la que hoy conocemos el Punto Guanacasteco es un “ensamblaje” de dos (o más) canciones diferentes.
Veamos ahora lo relacionado con el autor: un hecho sí parece ser cierto y es que Leandro Cabalceta no es el autor del Punto Guanacasteco. Tres argumentos pueden determinar esta situación:
- Por la conclusión del análisis de la letra nos daremos cuenta claramente que la canción aparece por el año 1856, en el siglo pasado, y Cabalceta es muy posterior a esta fecha.
- Por el año 1940 un periodista, José Antonio Zabaleta basado en una carta a don Jesús Bonilla, escribió en el diario La Tribuna un artículo en el cual se le daba la autoría Leandro Cabalceta. Guillermo Cháves, conocido músico guanacasteco (autor de la música de “Espíritu Guanacasteco”) y quien fuera contemporáneo de Cabalceta, al leer el artículo exclamó con enojo que eso no era cierto. Esta anécdota la cuenta don Sacramento Villegas, Director de la Banda de Liberia. También afirma don Sacramento que Guillermo Cháves no hizo ninguna de las partes del Punto. Lógicamente este señor es muy anterior a Cabalceta.
- Don Mendardo Guido Acevedo, compositor e investigador del folcklor guanacasteco, afirma que en época de Tomás Guardia, existía un marimbero de nombre Fernando Ramírez Salguero que ya tocaba el Punto. Lógicamente este señor es muy anterior a Cabalceta.
Por las tres razones anteriores queda descartado el nombre de Leandro Cabalceta como autor del Punto Guanacasteco.
Queda sí una posibilidad, la cual es muy factible. Estando ya muy anciano Cabalceta le dijo a don Jesús Bonilla que él era el autor del Punto Guanacasteco. Como por razón de las fechas que ya hemos visto en relación con las letras y la música, que son muy anteriores a Cabalceta, esto no es posible y si tenemos en cuenta que en el Punto Guanacasteco que hoy conocemos, hay dos (o más) canciones diferentes, si puede ser cierto y muy factible que fuera Cabalceta quien hizo este “ensamblaje”…
…Por el año 1945, nos cuenta don Gerardo Guido Acevedo, salió publicado en la prensa nacional, un artículo en el cual se ponía de duda la paternidad costarricense del Punto Guanacasteco. Motivado por tal circunstancia, Guillermo Cháves compuso la música de “Espíritu Guanacasteco”, a la cual le escribió la letra don Medardo. Esta canción es considerada como el segundo Punto Guanacasteco.
Nos cuenta el periodista don Antonio Zavaleta que hace pocos años en Puntarenas, se encontró con un viejecito músico que anda ya en los noventa años: este anciano músico guanacasteco resultó ser, nada menos que uno de los compositores del famoso Punto. Hablando, hablando el viejecito narró así el suceso:
Corría el año 1872. El presidente don Tomás Guardia quiso que Liberia tuviera una buena banda militar. Ordenó entonces al Comandante del Cuartel de la Ciudad, General don Juan Estrada, que diera los pasos necesarios a fin de que se cumplieran sus deseos. El General Estrada encargó a su vez al maestro de música del lugar don Macedonio Dávila, la selección de las personas que se necesitaban para formar la banda militar liberiana.
Y aquí vinieron los apuros del maestro Dávila. En Liberia no había más músicos, uno que otro tañedor de guitarra, acompañante tal vez, de serenateadores lugareños. ¿De dónde escoger a los músicos? Nada, nada... no había más camino que hacer la banda con gente nueva. Y aquí tenemos que el Maestro Dávila se va una mañana a la escuela pública acompañado del General Estrada en persona. En la escuela escoge a los siete alumnos del cuarto grado, futuros músicos, que aprenderán el arte bajo su propia dirección. Entre trece y quince años tenían los muchachos. De la sala de clase fueron a parar ese mismo día a la Comandancia y una vez allí el General Estrada les dio de alta en el servicio...de las armas, para que aprendieran a ganar batallas de armonía en los renglones del pentagrama, bajo la batuta del Maestro Dávila.
No cuadró a los padres de los muchachos el proceder directo del General comandante. Pero no había más que soportar y callar ya que, por aquellos tiempos en la Ciudad Blanca, se hacía lo que el General Estrada ordenaba. Así fue como se cumplieron los deseos del presidente Guardia y como, en Liberia se formó el primer grupo de músicos de la banda militar.
Dos años más tarde aquellos muchachos habían aprovechado el tiempo: uno de ellos, Leandro Cabalceta, tocaba trombón; otro, Patricio Ledezma, era clarinetista y Félix García dominaba los secretos del pistón. ¿Quiénes serían los otros tres muchachos del grupo y qué instrumentos habrían aprendido a tocar?
Una tarde los cuatro músicos se encuentran ociosos en el Cuartel de Liberia: se han juntado para matar el tiempo y discurren componer una pieza. Admirable y ejemplar manera de aprovechar el ocio. Y los cuatro inventan, inventan compases, y ritmos; los tararean, los silban, los anotan, quizás; los cambian por otros... Se ríen, comentan, porque la intención, como de muchachos sanos, es hacer una pieza guanacasteca, alegre, zandunguera, que mueva el alma y que se lleve los pies, como con alas, al baile. Al fin, ya está.
Es el Punto Guanacasteco.
La imperfecta composición musical, hecha a retazos de espontaneidad, fue estrenada una tarde de domingo. "A la gente le gustó". Nos dijo emocionado el único sobreviviente de los cuatro autores de El Punto.
La música de El Punto se fue popularizando. Se tocaba en los "Belenes" (nacimientos de la Navidad), lo mismo que en las festividades de San Caralampio, de San Blas de Nicoya, y del Santo Cristo de Esquipulas, en la Ciudad de Santa Cruz.
Los viajeros y los arrieros de ganado trajeron su música a la Meseta Central. Se silbaba en las esquinas y se tocaba en los barrios bajos, en las "pueblas" de Cartago y San José en Río Segundo de Alajuela y hasta en Puriscal. Al mismo tiempo que se tocaba era bailado. Cada cual le imprimía un ritmo especial: algunos lo bailaban como una contradanza, otros, con cierto estilo afrocubano. Los guanacastecos enseñaron a bailar El Punto a las gentes del interior. Esa danza es ritmo, es vértigo y pasión.
Fuente: Material Profesora Elieth Montoya y libro Liberia Guanacaste y sus orígenes.