El Santo Patrono es buscado por sus fieles para la protección de enfermedades en especial de garganta y para la protección de peligros.
Cada 3 de febrero, el cantón de Nicoya, celebra con devoción el día de su Santo Patrono San Blas, y en donde su pueblo pide fervientemente por favores especiales de salud y otros males, y además para cumplir sus promesas.
Según cuenta la historia, San Blas, médico y Obispo de Sebaste, Armenia, era conocido por obtener curaciones milagrosas con su intercesión. Cierto día salvó a un niño que se ahogaba por una espina de pescado que se le había trabado en la garganta. De aquí la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta.
El templo de San Blas del cantón nicoyano alude al nombre de su querido patrono. En la época de la llegada de los españoles, donde hoy se encuentra la iglesia, existió un centro ceremonial indígena justo en la Sacristía sur. En ese lugar ahora se ubica El Museo de San Blas que actualmente posee importantes piezas de imaginería, ciriales, objetos litúrgicos en plata, bronce y cobre.
La Iglesia fue construida en 1644, donde estuvo la primera parroquia del país, y reconstruida en 1831 tras los daños que sufrió con los temblores de 1822.
En épocas antiguas, las fiestas de San Blas en Nicoya se llevaban a cabo en Plaza Cubillos y alrededores del parque. Hace 100 años, su imagen llegó a Nicoya y recorrió todos los pueblos de este cantón, con el fin de bendecir las cosechas y proteger al pueblo de peligros y enfermedades.