Al puro principio de las festividades de nuestra Señorita La Virgen de Guadalupe en Nicoya, las actividades se concentraban en la parte religiosa y en la preparación de comidas para las gentes que venían del campo. Un suceso inesperado acaecido en la punta del Cerro las Cruces en el camino hacia Curime, vino a agregar un aspecto muy interesante a la celebración.
Resulta según cuentan los más viejos, en una ocasión cuando los devotos indígenas promesanos regresaban del pueblo de Nicoya después de la misa y procesión de La Virgen un doce de diciembre, dos hermanos guapes pasados de tragos tuvieron un disgusto y se estaban peleando a machetazo limpio. Las gentes al ver aquello imploraron la ayuda de su Patroncita La Virgen de Guadalupe y fue así como en medio de los peleadores, bajando del Cerro Las Cruces, apareció un caballito alazán que a patadas y mordiscos separó a los peleadores, desapareciendo cuando terminó la pelea. Este hecho fue considerado por los indios como un verdadero milagro y por esta razón, de ese tiempo en adelante, en las procesiones va un caballito de madera que ejecuta una danza indígena muy particular al son de pitos y tambores.
Para conmemorar este milagro, quedó entre los indígenas la costumbre de dirimir sus querellas el doce de diciembre en el pueblo de Nicoya. Sin camisa y con chilillos de cuero de danta, al son de pitos y tambores, algunos que tenían una diferencia o un problema entre ellos, se daban hasta sangrarse en presencia del caballito de madera que cuando consideraba prudente intervenía bailando para separarlos. La costumbre llamada La Chilillada fue abolida alrededor de 1914 por el padre José María Velazco y sustituida por una imagen diminuta de la Virgen de Guadalupe, que llaman La Niña y que se conoce también con el nombre de La Muñeca. Desde ese momento el caballito, conocido también como La Yegüita junto con La Niña se convirtieron en participantes importantes en todas las procesiones de las Fiestas de La Virgen de Guadalupe.
La Yegüita propiamente consiste en una cabeza de caballo hecha de cedro y pintada de color negro. Esta cabeza de la cual no se conoce su edad ha sido conservada por generaciones desde los primeros tiempos de la tradición. Se une a un aro de bejuco de cucharillo al que se le pone una cola o crin de cabuya. Alrededor del aro se le ponen telas vistosas en forma de enaguas. Toda esta armazón la lleva colgando de los hombros con tirantes el encargado de bailar la Yegüita. Las variantes principales del baile son entrada y carrera. La entrada consiste en el envión que hace la Yegüita buscando la Muñeca y ésta a su vez capeándose los lances tira de un lado para otro, al tiempo que la Yegüita reculando se viene en carrerita, revoleándose según le salga la Muñeca en los lances del baile. Cada cierto tiempo los encargados del baile, le hacen genuflexiones a la Virgencita de Guadalupe. Antiguamente se practicaba otra variante llamada la ensartada. Cuando la Yegüita venía bailando y avistaba un hombre de plata, quedita se le iba arrimando y cuando lo tenía cerquita era lazado con una manila, buscando pedirle colaboración para la festividad de la Virgencita de Guadalupe.
Carlos Arauz Ramos
Nicoya, Guanacaste.
Diciembre de 2019