• Recibieron el Premio Nacional de Cultura Popular
• Músicos tienen más de 50 años de practicar el instrumento y de llevar vida musical a la provincia

El pasado 27 de mayo, dos quijongueros guanacastecos fueron reconocidos con el galardón “Premio Nacional de Cultura Popular”. El acto se realizó en el Teatro Nacional, con la compañía de Luis Guillermo Solís, Presidente de la República.

Se trata de Isidoro Guadamuz de la O y Eulalio Guadamuz Guadamuz.  Los jurados decidieron otorgarles -de manera compartida- este premio porque "son dos de los últimos quijongueros que se han dedicado a la transmisión del conocimiento sobre la construcción e interpretación, así como a la promoción de este instrumento musical en Guanacaste. Ambos han contribuido al desarrollo de la música tradicional guanacasteca y resguardan parte de este patrimonio en los ritmos y canciones que interpretan y transmiten a las nuevas generaciones", según reza el acta.

Isidoro inició este arte cuando estaba en quinto grado. “Una vez nos visitó un señor en la Escuela de Varones de Santa Cruz, quien era de los pocos quijongueros que se presentaban en centros educativos y me llamó la atención. Cuando él terminó todos salieron corriendo y yo fui el único que me interesé en esperarlo y preguntarle cómo se ejecutaba el quijongo”, dijo el santacruceño.

Luego tardó tiempo en lograr que le sonara el instrumento, hasta que lo logró a sus 15 años. “Yo tenía que armarlo, lo que resultaba un poco complicado. Lo construía con vara de jícaro y achiote y la cuerda la hacía con cuero de res y luego tenía que tratar de sonarlo”, indicó Isidoro.

Ahora tiene 65 años de tocar y hacer que su vida gire en torno al quijongo y a la música en general. Trabajó 60 años en la Banda Municipal de Santa Cruz como ejecutante no sólo de este instrumento, sino de otros como: barítono, trompeta, saxofón tenor, trombón de vara, y hasta violín. El guanacasteco aprendió a interpretarlos él solo. 

Años después, pasó a ser docente de la Escuela de Artes Musicales de la UCR, donde laboró 5 años, hasta que  llegó su tiempo de pensionarse. Ahora Isidoro ensaya hasta 3 horas diarias el quijongo. “cuando me encapricho a sacar una pieza le doy le doy hasta que me salga”, manifestó el artista.

Al igual que años atrás, a sus 80 años, continúa dando clases de música en su casa, totalmente gratis. “Me gusta dar clases y no cobro porque si la persona tiene el interés de aprender yo le enseño”, afirmó Isidoro. 

También expresó a Periódico Mensaje que la persona que no tiene la música en su vida, no ha despertado muchas cosas. “Todo profesional que no sabe música está muerto en vida, porque sólo la música despierta otras cosas más. Por ejemplo, un matemático si practica algún instrumento va a transmitir la matemática con alegría, y entusiasmo”, aseguró el músico. 

En este sentido, ha inculcado la música a sus 5 hijos, quienes tienen título de educación musical y ahora sus 6 nietos, se encuentran estudiando en la etapa básica de la UCR.

“Yo seguiré tocando el quijongo y siendo músico hasta que me muera”, concluyó Isidoro.

Por otro lado, Eulalio vecino de Bagaces está próximo a cumplir sus 90 años, quien también aprendió solo a tocar el quijongo a los 14 años.  Este premio que recibió por parte del Ministerio de Cultura no fue el primero, sino se suma a la lista de otros. Ha recibido homenajes en Liberia, Cartago y Bagaces.

Tiempo atrás, también tocó la marimba, por lo que en su vida siempre ha estado el amor por la música.

Eulalio le afirmó a Periódico Mensaje que él e Isidoro son los quijongueros más viejos y quienes han rescatado este talento. “Puede ser que ahora haya uno que otro agazapado por ahí pero no les interesa dar a conocer este arte, como lo hacemos nosotros”, aseguró el bagaceño.

Además explicó la razón por la cual se enamoró del quijongo. “Se puede tocar desde folclor hasta un bolerito. Aunque la música del quijongo es de África, se sacan piezas de todo tipo. Se le llama el “Quijongo guanacasteco” porque se ha ejecutado más años en esta provincia”, indicó el artista.

Entre sus labores musicales, fue profesor en la UCR de Liberia y tocó en la Banda de Bagaces. Ahora sólo practica en su casa y hace presentaciones cuando lo llaman, en diferentes eventos.

Actualmente, también se dedica a hacer hamacas, quijongos, marimbas y a regar sembradíos. Años atrás, complementaba su pasión por el quijongo con sus labores de campo, en una gran hacienda. 

Eulalio finalizó la entrevista con Periódico Mensaje comentando que sus amigos le han dicho que le van a cumplir su sueño cuando se muera, de meterle un quijongo en la caja.

“A mí me tienen que hacer un espacio, porque no me voy solo me voy con mi quijongo para tocarlo en el cielo”,  concluyó el guanacasteco.