- El tema central del Foro Regional fue ¿cómo evitar el desperdicio del campo a la mesa?
- Para el 2050 se debe duplicar el suministro de alimentos a nivel global, ya que se prevé una población de más de 9 billones
- Con sólo un 15% de los alimentos que se despilfarran, se acabaría con el hambre en el mundo
El pasado 1 de julio, BASF de Costa Rica, realizó la octava edición de Top Ciencia, en el Wyndham San José Herradura. El evento que contó con más de 100 asistentes relacionados al sector agrícola, se efectuó en honor a sus 150 años, de desarrollar más de 8 000 productos y patentes, que están presentes en la vida diaria: en la alimentación, vivienda, vestido, salud, comunicación y transporte.
En la actualidad, los agricultores tienen una gran responsabilidad sobre sus hombros, ya que administran sus negocios en un ambiente incierto y complejo; así su producción es más intensa, pero al final, la población depende de su éxito para subsistir.
Se dice que BASF es la empresa alemana química al servicio del hombre, debido a que el trabajo que se realiza en sus laboratorios cada temporada, ayuda a los agricultores a resolver sus problemas reales, para que maximicen sus rendimientos, asegurando al mismo tiempo una producción sostenible. Así cumpliendo con su lema “Mayor productividad y mejor calidad en sus cultivos”.
En el marco de esta nueva edición de Top Ciencia organizado por BASF, se llevó a cabo la exposición: “Pérdidas y desperdicios de alimentos en el mundo”, la cual fue dirigida por el doctor Raúl Espinal, donde expuso cifras reales, los impactos a nivel rural, suburbano y urbano, y los retos en este sentido.
Datos confirman que 1 300 millones de toneladas de comida se desperdician al año. Un 30% equivale a cereales, 20% a avícolas y lácteos, 30% en pescado y productos marinos, 45% en frutas y hortalizas, 20% en carne vacuna, 20% legumbres y oleaginosas, 45% en raíces y tubérculos.
Según Espinal, la agricultura es el medio para producir alimentos para toda la humanidad, y actualmente, la productividad está en riesgo debido a la incidencia de plagas y enfermedades.
“Las limitaciones de tierras de cultivo y el agua disponible obliga a los actores del sector alimentario a tecnificarse para afrontar la cada vez mayor demanda mundial de comida. La organización de la Naciones Unidas estima que 32 por ciento de todos los alimentos producidos en el mundo por la agricultura fue perdido o desperdiciado”, aseguró el doctor.
El costo de esta pérdida es aproximadamente $750 billones por año. Esta cantidad se traduce en una cuarta parte de toda el agua usada por la agricultura. Varios autores han estimado que las pérdidas de alimentos alcanzan en promedio 30% a nivel mundial.
“Para el 2050 necesitamos duplicar el suministro de alimentos a nivel global, ya que se prevé una población de más de 9 billones, una proporción que exigirá una dieta más variada y de alta calidad”, indicó Espinal.
El desafío de un aumento de la demanda, genera presión sobre los recursos naturales que se requieren para cumplir con esta tarea. “La necesidad de tierra, agua y energía se intensificará mientras que los efectos evidentes del cambio climático probablemente creará aún más retos”, señaló el experto.
Los impactos de las pérdidas de alimentos en la seguridad alimentaria de las zonas rurales, suburbanas y urbanas, son diversificados: especulación en los precios de venta, impacto económico negativo para los consumidores, menor valor nutritivo de los alimentos, menos comida disponible especialmente para las familias pobres de las zonas rurales y centros urbanos.
Desafíos para reducir el desperdicio
En este sentido, los productores también presentan grandes desafíos para evitar el desperdicio. En primera instancia, se ven ante la necesidad de buscar información científica y coherente para poder valorar los costos económicos e identificar soluciones potenciales. Luego requieren buenas prácticas de cosecha y almacenamiento, para asegurar calidad de los alimentos.
La mayoría de productores de pequeña y mediana escala y los centros de distribución en las zonas urbanas, no tienen acceso a instalaciones apropiadas de almacenamiento para mantener la calidad de los productos, por lo que deben priorizar en este sentido.
Asimismo, los productores deben promover y financiar actividades de investigación e innovación tecnológica, resolver la falta de acceso al crédito, infraestructura y tecnologías adecuadas.
Espinal concluyó la exposición indicando que con solo un 15% de los alimentos que se despilfarran, se acabaría con el hambre en el mundo.