Por su tamaño se le conoce como el avispón gigante asiático (Vespa mandarinia), el más grande del mundo. Es de color amarillo, las obreras miden de 2.5 a 4 cm de largo y la reina puede llegar a los 5 cm. Los machos tienen un tamaño similar a las obreras y no tienen aguijón. La reina puede vivir hasta por un año, mientras que las obreras de 15 a 35 días.
Su presencia se ha reportado en países como Japón, China, Taiwan, Corea del Sur, India, Malasia, Nepal y Tailandia, entre otros. En diciembre anterior y ahora en abril, se ha detectado su presencia en el noroeste del estado de Washington, cerca de la frontera con Canadá. No se sabe como estos avispones de origen asiático llegaron a Norteamérica, se especula que pudo haber sido por carga internacional.
Rafael Calderón, investigador del Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (CINAT-UNA), explicó por qué este insecto se considera una plaga para las abejas. “Ataca a las abejas melíferas (Apis mellifera), estas son su principal fuente de alimento, lo que causa grandes pérdidas a los apicultores. En Washington se reporta gran mortalidad de abejas con las cabezas cortadas, esto es porque los avispones buscan fuentes de proteína para alimentar a su reina, atacan las colmenas matan a las abejas adultas y devoran larvas y pupas. Se dice que un avispón mata 4 abejas por minuto (una abeja cada 14 segundos). Cada ataque dura de una hora hasta seis horas. Se ha indicado que unos avispones gigantes pueden eliminar una colmena en poco tiempo”.
De acuerdo con el especialista, este insecto forma grandes colonias compuestas de una reina y hasta 540 obreras. Hace sus nidos en la tierra en huecos o cavidades existentes, y únicamente las reinas fecundas pueden establecer un nido e iniciar nuevas colonias, por lo tanto, el control está orientado a eliminar las reinas y los nidos.
¿Podría este avispón gigante llegar a nuestro país? De acuerdo con Calderón, los datos obtenidos son muy recientes para estimar su posible traslado a otros estados y a otros países del continente. “Ante todo, se debe ser prudente, no crear alarmas y sobre todo dar seguimiento a su distribución en Estados Unidos y estar atentos a la información científica que se vaya proporcionando. Existen otras especies de avispas que cumplen un rol benéfico en el ecosistema. De manera general, se recomienda el manejo óptimo de las colmenas: cambio de reina, alimentación durante la época de escasez, cambio de panales, entre otras. Además, realizar la revisión sanitaria de las colmenas, mediante el envío de muestras de abejas adultas y de cría al laboratorio para la detección de patógenos ya existentes en nuestro país, los cuales debilitan las colmenas. Se debe analizar las colmenas para la detección del ácaro Varroa destructor, el microsporidio Nosema, y la bacteria Loque europeo, entre otros. Lo anterior, para mantener colmenas fuertes y saludables”.
En ese sentido el laboratorio de Patología Apícola del Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales (CINAT) de la Universidad Nacional, está en la mejor disposición de analizar las muestras de abejas y brindar un diagnóstico oportuno.