Todas esas consideraciones hacen que la industria se plantee nuevos retos y proyecciones hacia el futuro. De lo que estamos seguros es que el consumo de pollo seguirá creciendo y consolidará su liderazgo entre las proteínas de origen animal; sin embargo, es probable que tengamos que tecnificar aún más nuestros procesos, de forma que podamos ampliar la oferta de productos.
También visualizo que tendremos una mayor participación de productos de valor agregado con una ecuación de valor adecuada en cuanto a practicidad, precio y calidad. En Cargill, hemos visto una tendencia en las personas que ahora tienen menos tiempo para preparar sus alimentos y que buscan soluciones que les faciliten el trabajo en la cocina, por ello, creo que la industria también se adaptará y buscará soluciones que satisfagan esas necesidades.
Adicionalmente, desde mi perspectiva, creo que el desarrollo del canal moderno modificará los hábitos de compra de la categoría, incluyendo una migración de pollo vivo a pollo procesado y permitirá que los consumidores tengan acceso a una mayor diversidad de opciones.
En fin, tenemos una gran oportunidad, como industria, de crecimiento y cambio, de la mano de una sociedad que se transforma. El mayor reto de las empresas avícolas es llevarle el paso a este movimiento vertiginoso, de forma que podamos realizar inversiones acertadas, en el momento requerido y saber leer a un consumidor cambiante, que exige más información e innovación. Precisamente, nuestro trabajo en Cargill está enfocado en llevar ese pulso, en beneficio de nuestros clientes.
Xavier Vargas participó en el panel “¿Hacia Dónde va la Industria Avícola Latinoamericana?”, en la II Cumbre Avícola Latinoamericana que se llevó a cabo el 27 y 28 de enero, en Atlanta, Georgia, y donde convergían expertos de la industria, investigadores y avicultores de América Latina.
Este es uno de los eventos avícolas más importante de la región y reúne a los principales productores, expertos e investigadores del sector.